Hace 235 años Belice como tal no existía. Su origen fue a partir de 1783, cuando la Corona española hizo un tratado con Gran Bretaña, el cual le permitía cortar, cargar y transportar el palo de tinte y otros en el área comprendida entre los ríos Hondo y Sibún. En 1783 concedieron 4,802 km2 de territorio y luego 1,883 km2 en 1786.
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Con la independencia de 1821, se formó la Federación de las Provincias Unidas del Centro de América, que, según expertos, debido a su débil cohesión entre los países, tuvo una vida efímera; sin embargo, el ilegal asentamiento británico en el territorio guatemalteco aprovechó para extenderse hasta llegar al río Sarstún, alrededor de 12,100 km2 más.
Se puede concluir que parte del territorio ocupado por Belice sigue siendo guatemalteco –12 mil km2 de 26,966 km2–".
Para frenar el avance británico sobre su territorio, ya como país independiente, Guatemala firmó con Gran Bretaña, en 1859, el tratado Aycinena-Wyke a cambio de una compensación: “Establecer la comunicación más fácil (…) entre el lugar más conveniente de la costa del Atlántico cerca del Establecimiento de Belice y la capital de Guatemala (…)”. La compensación no fue cumplida, y ante la insistencia de nuestro país, en 1863 se firmó una Convención por medio de la cual Gran Bretaña debió pagar a Guatemala 50 mil libras esterlinas, la cual nunca cumplió.
En 1946, por iniciativa del Ejecutivo, el Congreso de la República de Guatemala declaró unilateralmente la caducidad de la Convención de 1859 por Incumplimiento de Gran Bretaña. Como consecuencia, procedía el “restitutio in integrum” del territorio de Belice a Guatemala.
Luego, el 21 de septiembre de 1981 Belice declaró su independencia unilateralmente y en su Constitución fijó como límites territoriales los establecidos en 1859. También incluyó un listado de islas y cayos adyacentes a lo que considera su territorio, aunque solo el cayo San Jorge había sido asignado para fines sanitarios. El 5 de septiembre de 1991, de manera controversial, el presidente Jorge Serrano Elías reconoció oficialmente a Belice como Estado independiente, no así la extensión de su territorio. Se informó que se continuaría negociando y, además, se agotarían las instancias legales para la resolución definitiva del diferendo territorial. El 24 de noviembre de 1992, el Congreso emitió el Acuerdo Legislativo 21-92 y avaló lo actuado por Serrano. Además, se señaló que el inicio de las relaciones diplomáticas no constituían convenio o arreglo que afectara el dominio de la nación, ni implicaba acuerdo definitivo de los derechos de Guatemala respecto a Belice.
La compensación no fue cumplida, y ante la insistencia de nuestro país, en 1863 se firmó una Convención por medio de la cual Gran Bretaña debió pagar a Guatemala 50 mil libras esterlinas, la cual nunca cumplió".
A finales de 2007, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) recomendó someter el diferendo territorial, insular y marítimo a la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), aceptado por ambos países. El 8 de diciembre de 2008 se firmó el Acuerdo Especial entre Guatemala y Belice para someter el diferendo territorial, insular y marítimo de Guatemala a la CIJ, el cual fue aprobado por el Decreto 31-2010 del Congreso de Guatemala.
El 27 de abril de 2012 ambos países acordaron ante la OEA que las consultas populares se celebrarían simultáneamente el 6 de octubre de 2013. Penosamente, Belice modificó su Ley de Referéndum, violando el acuerdo. El 25 de mayo de 2015 se realizaron acciones para someter en el menor tiempo posible el reclamo ante la CIJ y se determinó que las consultas se podían realizar de forma separada o simultánea, modificando el acuerdo especial de 2012. El 2 de agosto de 2017 se facultó al Ejecutivo presentar al Tribunal Supremo Electoral (TSE) la solicitud para celebrar una consulta popular sobre el diferendo. El TSE determinó el 15 de abril de 2018 su celebración.
Se puede concluir que parte del territorio ocupado por Belice sigue siendo guatemalteco –12 mil km2 de 26,966 km2–. Nos toca a los guatemaltecos decidir: a) Si deseamos llevar el diferendo territorial con Belice a la Corte Internacional de Justicia y acatar su fallo, sea cual fuere el resultado –votando sí–; o b) Seguir como hasta el momento sin límites claros entre los países y reafirmar la reclamación histórica sobre la totalidad del territorio, –este caso votando no–. ¿Cree que Belice es nuestro? ¿Qué tanta información tiene al respecto? ¿Va a ir a votar el domingo 15 de abril?