Opinión

Mieles del poder

"'El peor error es darle poder a una persona que nunca lo ha tenido', me decía hace unos años un amigo, ¡y qué razón tenía! La más perversa combinación se da al ofrecer a una persona un salario muy superior al que tenía antes de llegar al poder".

Muy oportuno el inicio del caso de Manuel Baldizón, Alejandro Sinibaldi y otros del  #CasoOberbrecht de parte de la CICIG y el Ministerio Público, quienes lograron sus fortunas y posiciones de poder a pura corrupción.

A todos nos disgustó la revelación de la semana pasada de los lujosos gustos del presidente de la República adquiridos con fondos públicos. Artículos deportivos, aros de marca para sus anteojos, masajes relajantes y otros, luego de un investigación de un medio de comunicación. Abuso que indigna aún más de quien fue electo bajo el lema “ni corrupto ni ladrón”, quien inclusive prometió donar parte de su salario –por cierto, uno de los más altos de Latinoamérica–. Claro que si se compara con los viejos políticos esto es nada, pero es el inicio, por lo cual merece una reflexión para no volver al pasado.

"\'El peor error es darle poder a una persona que nunca lo ha tenido\', me decía hace unos años un amigo, ¡y qué razón tenía! La más perversa combinación se da al ofrecer a una persona un salario muy superior al que tenía antes de llegar al poder".

“El peor error es darle poder a una persona que nunca lo ha tenido”, me decía hace unos años un amigo, ¡y qué razón tenía! La más perversa combinación se da al ofrecer a una persona un salario muy superior al que tenía antes de llegar al poder y además hacerlo a quien no tenga capacidades ni competencias para ejercerlo. Elegantes carros, gasolina ilimitada, guardaespaldas, ujieres, costosas asistentes, viajes y un ilimitado presupuesto para derrochar en banalidades, y claro, todo dentro de un suntuoso ambiente rodeado de rituales y prerrogativas, donde no faltan los aduladores o lisonjeros. ¿Quién con ese nivel de vida no alucina?  Aquí, lo perverso: ¿Quién está dispuesto a dejar todo ese glamour al terminar su cargo?

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Todo esto por mucho que se desee normar, controlar y fiscalizar, en nada cambiará. Siempre habrá corrupción. El único camino para poder alcanzar un mejor nivel de vida debe ser el mérito y el lujo que uno se pueda procurar sea adquirido dignamente. Muchas veces se tiene por exitosa a la persona que hizo dinero buscando atajos, colándose, copiando o robando, pero poco se habla de los que respetan las normas, estudian y trabajan. El mérito debe sustituir al amiguismo, la devolución de favores, el “conecte” y llegar “a tiempo” con el partido político ganador. Al Gobierno deben llegar profesionales probos y capaces que les interese servir a la patria y no servirse del cargo.

El dinero fácil es nefasto para una sociedad. Participar en política se convirtió en un medio para hacerse de recursos de manera rápida e ilícita. Emplear familiares y amigos, hacer negocios y derrochar los fondos públicos, que tanto cuesta recaudar, es lo que viene degradando tanto al país. Por todo esto es importante la persecución penal, pero el reto es poner límites desde el inicio, no tolerar abusos y prevenir.

El mérito debe sustituir al amiguismo, la devolución de favores, el “conecte” y llegar “a tiempo” con el partido político ganador.

También son peligrosos los aduladores, personas cercanas y amigas del poder, entre ellas los cercanos a los funcionarios y quienes tienen recursos para “imprevistos”. Muchos desean quedar bien por su beneficio. Tienen una narrativa nefasta. Lo clásico: “Tú tienes el poder y eres el que manda. Pobre tú, todo lo que trabajas, te mereces un buen regalo, date un gustito. El deporte te va ayudar a relajarte por tanto que haces por Guate… te compramos todo el equipo. Eres un funcionario muy importante, los mejores aros de anteojos para ti, tienes que lucir bien. Es importante celebrar –tómate un tu buen whisky–”. Así, bajo el criterio que se lo han ganado, vienen otro tipo de diversiones, mujeres y emociones más fuertes. ¡Peligroso!

Es por ello que un funcionario debe ser una persona con experiencia, estar preparado profesionalmente, haber manejado poder, no marearse con la adulación y ser muy prudente en el uso de los recursos públicos. Tendrá la Contraloría General de Cuentas que hacer las investigaciones y dar su dictamen de lo actuado en la Presidencia. Tocará devolver el dinero o multarlo. ¿Qué opina de los gustitos de los funcionarios? ¿Cómo ponemos límites? ¿Cuál es el proceso para lograr una sociedad de mérito?

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