Tener éxito en la lucha contra la corrupción no es una tarea fácil. El sábado se celebró el Día internacional contra la corrupción. Bajo este marco el Instituto Republicano Internacional (IRI) organizó un evento el viernes pasado. Durante el foro titulado “De la protesta a la propuesta” con la etiqueta #TodosSomos Héroes se conversó de La Plaza y sus alcances, los retos pendientes, qué acciones tomar, lecciones aprendidas de otros países y cómo los jóvenes pueden hacer el cambio. Es claro que la corrupción afecta a todos, especialmente a los más pobres, ya que los recursos del Gobierno en vez de invertirse en servicios sociales de calidad se quedan en el camino, muchas veces en el bolsillo de algunos funcionarios o se despilfarran sin ninguna conciencia.
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La Plaza de 2015 fue muy exitosa ya que de forma ordenada y pacífica nos fuimos agrupando al irse destapando los casos de corrupción".
La Plaza de 2015 fue muy exitosa ya que de forma ordenada y pacífica nos fuimos agrupando al irse destapando los casos de corrupción. La indignación tocó principalmente a los jóvenes, a las personas que pagan impuestos y a la población urbana que visualizó la forma descarada con la que la clase política se hacía rica. Se tenía un objetivo común: botar al Gobierno. Con el apoyo de la CICIG y el Ministerio Público se logró ir avanzando en acusaciones penales; sin embargo, las reformas institucionales necesarias no han progresado de la misma manera frente a una clara resistencia. Se tuvo la oportunidad de escuchar casos de otros países como México, Brasil, El Salvador y Honduras. Todos tienen crisis similares. Impresionante el caso de México donde apresaron a ocho gobernadores, quienes quebraron sus estados. Brasil va adelante –caso similar a Guatemala–. Un experto de El Salvador comentó que allá no tienen a la gente en las calles marchando, pero hay corrupción, y Honduras afronta una terrible situación con las elecciones por falta de transparencia.
Se dijo en el foro que debido a la corrupción se ha sobrelegislado y esto tiene paralizados a los gobiernos. Muchos funcionarios no quieren ejecutar por temor a ser señalados. Guatemala no es la excepción. Una ley de contrataciones compleja, auditores de la Contraloría con independencia de criterio, pero sin parámetros unificados, y el pavor de los funcionarios de cometer errores y terminar en la cárcel nos tiene detenidos. Definitivamente debe buscarse un equilibrio para no ahorcar a los funcionarios, fortalecer las instituciones y mantener una sociedad civil vigilante. Leyes de acceso a la información y transparencia, plataformas de denuncia ciudadana y apoyo a los que hacen las denuncias son indispensables para ir previniendo la corrupción. Los jóvenes que han participado en movimientos señalaron la importancia de contar con conocimiento político, económico, social y cívico. “No solo se trata de protestar, sino de tomar acción”. Están conscientes de que el combate a la corrupción es importante, pero también es imperante un nuevo modelo económico para el desarrollo del país y participar en política partidista.
Definitivamente debe buscarse un equilibrio para no ahorcar a los funcionarios, fortalecer las instituciones y mantener una sociedad civil vigilante".
Nos tomará aproximadamente unos 10 años ir combatiendo la corrupción. Debiéramos de inspirarnos en países como Georgia, que en una década, de 2006 a 2016, mejoró su situación de la posición 99 a la 44 del ranking de percepción de corrupción de 176 países. Se requiere un nuevo imaginario y trabajar de forma conjunta la transformación del país; sin embargo, no hay un liderazgo ético ni capaz que marque el rumbo al país. El éxito será unir esfuerzos: los políticos, los académicos y la sociedad civil –cada quien con el rol que le corresponde– e iniciar esta interesante jornada hacia una mejor Guatemala. ¿Ha cambiado la situación de la corrupción en el país? ¿Cómo prevenirla? ¿Cómo unimos esfuerzos y trabajamos en conjunto para acabar con este mal?