La mayoría, si es que no todos, necesitamos recibir un salario mensual. De hecho, la razón principal por la que buscamos trabajo es para recibir esa remuneración que nos permitirá obtener las cosas que necesitamos y deseamos.
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Sin embargo, ¿será suficiente recibir un cheque mensual para mantenerme en un trabajo, y además sentirme comprometido con la empresa que me lo paga?
El ejemplo más real del salario emocional es quien prefiere mantenerse en la empresa que lo valora y lo recompensa, a pesar de recibir un sueldo 20% más bajo que el puesto que le ofrece la empresa que tiene mal clima laboral y donde a nadie le importa su nombre.
En una encuesta realizada hace algunos años, se les preguntó a más de cien personas si preferían ganar poco y ser felices, o ganar mucho y ser infelices. El 61% de los encuestados prefirió estar a gusto en su lugar de trabajo.
Esto quiere decir que a pesar de que el salario es importante, el cómo nos hagan sentir es más importante aún.
Cuando asesoro empresas con alta rotación, y un clima laboral deficiente, es inevitable darse cuenta que la mayoría de ellas poseen las mismas carencias, las cuales podemos resumir en una falta de valoración y reconocimiento a sus colaboradores, es decir, un salario emocional deficiente.
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¿A qué me refiero con “salario emocional”? Me refiero a todos los incentivos no monetarios que un colaborador puede recibir de parte de la empresa. ¿Y cuáles serían? Bueno, hay muchos, tantos como la imaginación y la creatividad de la empresa permitan.
Veamos algunos ejemplos:
Horario flexible: Quién no desearía que lo evaluaran por los resultados, y no por el horario que cumple en la oficina. Es más, cuántos de nosotros no conocemos a alguien que pasa 10 horas en su trabajo, de las cuales 5 las pasa en las redes, leyendo o haciendo memes.
Ya son muchas las empresas que se suman a los cambios de horarios establecidos. Entrando a las 7 a. m. y saliendo a las 4 p. m., y por qué no, salir el viernes a medio día. Felicitaciones a esas empresas, sus colaboradores se los agradecen y es una razón más para quedarse ahí.
Capacitación: Una empresa que capacita a sus colaboradores es una empresa que crece. Coaching, capacitación, cursos técnicos, idiomas, licenciaturas o maestrías; el aprendizaje es crecimiento, y cuando invertimos en nuestros colaboradores, les estamos demostrando que son valiosos para la organización.
Días libres: Un día libre para salir con la familia o los amigos es un premio que todos valoran y desean recibir. Algo tan simple como que te den feriado el día de tu cumpleaños o que te dejen trabajar desde casa cuando más lo necesitas es un gran incentivo.
Servicios adicionales: Nutricionista, oftalmólogos, gimnasios, guarderías, programas de reducción de peso y salas de recreación, entre otros. Todo lo que sea un valor agregado al sueldo es un salario emocional.
Sin embargo, en mi opinión, el salario emocional más efectivo es el reconocimiento. Las palabras precisas en el momento adecuado, agradeciendo el esfuerzo, el compromiso, la entrega y la actitud, son más valiosas que cualquiera de las anteriores.
Las empresas que se preocupan en brindar un salario emocional tienen colaboradores comprometidos, lo cual aumenta la productividad y mejora el clima laboral. Todos queremos ser valorados por quienes somos, y por lo que aportamos a la organización.
Necesitamos tanto lo racional como lo emocional para ser colaboradores comprometidos y felices.