El fin de semana antepasado tenía ganas de salir a dar un colazo a algún lado y me pasó lo que suele pasarle a la mayoría de los capitalinos cuando deciden cuál será su destino recreativo. Primero, hay que tomar en consideración el bolsillo. La vida no está como para gastarse lo de la comida en ir a papalotear y luego pasar el resto del mes tronándose los dedos porque nos acabamos lo de los frijoles en pizzas, pasteles y otro montón de chucherías. Segundo, solo de pensar en los mundos de gente con los que nos vamos a topar hace que el impulso de arreglarse para salir decaiga. Tercero, ir solo a “vitrinear” a los centros comerciales y hacer más colas que las de todos los días entre el tránsito, solo para ver qué hay, podría desmotivar hasta al más impetuoso.
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La vida no está como para gastarse lo de la comida en ir a papalotear y luego pasar el resto del mes tronándose los dedos porque nos acabamos lo de los frijoles en pizzas, pasteles y otro montón de chucherías".
Luego de analizarlo, me decidí por hacer un tour cultural y fíjense, muchá, que me resultó económico, entretenido, educativo y, aunque no me lo crean, hasta deportivo.
Busqué las opciones que había y opté por ir al sitio arqueológico de Kaminaljuyú, al Museo de Arte Contemporáneo y al Museo de Arqueología y Etnología. Me resultó económico, porque la entrada a cada uno de los sitios me costó Q5.00; es decir, que por ir a los tres lugares gasté Q15.00 nada más.
Me resultó entretenido porque es muy difícil encontrar en medio de la ciudad lugares con tantos árboles, tranquilidad, seguridad y sin aquellos tumultos de gente. Hasta me eché un pestañazo debajo de un árbol.
Me resultó educativo porque aprendí mucho sobre nuestro pasado, la riqueza de la gran civilización maya, el arte, sus costumbres, arquitectura y también sobre los grandes maestros de las artes pláticas de Guatemala y sus majestuosas obras.
Me resultó económico, porque la entrada a cada uno de los sitios me costó Q5.00; es decir, que por ir a los tres lugares gasté Q15.00 nada más".
Finalmente, me resultó deportivo porque no se imaginan cuánto caminé. Hasta calambres en los camotes tuve por la noche, je.
Hay tantos lugares de interés y de entretenimiento por descubrir. Por eso recuerde que salir a pasear no implica gastar un montón de dinero o irse a meter a lugares donde hay mares de gente y apenas se puede caminar.