Todos hemos tenido vecinos que nos quitan el sueño, vecinos a los que hemos querido escribirles extensas cartas con las razones por las que hacen nuestra vida imposible.
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Hay muchos tipos de vecinos, pero hoy hablaremos de los que son suficientemente irritantes como para que te den ganas de cambiarte de casa en ese mismo momento.
Vecino prepotente: Como no tiene a quién amargarle la vida, se la amarga a quienes viven cerca de él. Por todo alega, por todo se queja, está pendiente de que nadie mire sus autos o pase cerca de su casa. Al punto de ofender y llegar a botar tu puerta porque el perrito hizo de las suyas a menos de 5 metros del límite de su propiedad.
Vecino fiestero:
Vive de la parranda y pone la música lo suficientemente fuerte como para que todos escuchen su extravagante gusto musical.
A esto le podemos sumar sus amigas gritonas, o las noches desafinadas de karaoke, o el que se las da de vaquero y comienza a dar tiros al aire a la una de la mañana.
Vecino metiche:
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Doña Florinda se queda chica comparada con estos vecinos que se meten en tu vida y en la vida de todos. Anda pendiente de quién llega, con quién llega y a qué hora se va.
Me recuerdan, en los pueblos, a los viejitos que sacan las sillas fuera de las casas solo para ver qué pasa afuera, y luego poder actualizar a los otros vecinos.
Vecino sordo:
Este tipo de vecinos para mí es el peor, ya que juran que nada de lo que hacen en sus casas se escucha. Entonces llegan a las 12 de la noche, y por no perder el glamour, caminan por toda la casa con los tacones puestos, martillando la cabeza de quienes viven en el piso inferior.
Este vecino es también el que deja ladrar a su perro todo el santo día, y como a él no le molesta, ni lo escucha, el perro se descose ladrando día y noche, fines de semana y días de asueto.
Vecino madrugador:
Estos vecinos tienen un poco cambiado su horario, ya que juran que martillar a las 9 de la noche no molesta a nadie, ¡quién va a estar durmiendo a esa hora! ¡Si él se duerme viendo una película de guerra hasta la una de la mañana! Y como encima duermen a lo más 4 horas al día, comienzan a cortar el pasto (con máquina) a las 6:30 de la mañana de un día sábado. Total, ¡ya es hora de levantarse!
Es más que evidente que todos los comportamientos de estos personajes no son más que ejemplos de lo que debemos evitar si queremos vivir y dejar vivir en paz.
Todos hemos caído, más de alguna vez, en estos errores; sin embargo, eso no significa que no tengamos la capacidad de desarrollar el sentido común y la empatía que se necesita para vivir en armonía.
Cosas tan simples como: avisar que tendrás una fiesta en casa, no hacer ruido en horas ni días de descanso, callar al perro cuando ladra sin razón, quitarte los tacones al llegar a la casa, bajar la música de la fiesta cuando ya es tarde, y no dejar el auto estacionado a la mitad del condominio son las acciones que hacen la diferencia para respetar a los demás.
¿Te has preguntado si eres un querido vecino? ¡No lo olvides! “El respeto al derecho ajeno es la paz”, Benito Juárez.