Opinión

Honor a quien honor merece

"Trump, de alguna manera por temperamento y por manera de ser, ha buscado él mismo esa confrontación con los medios".

Realmente no es tan difícil; es tener inteligencia, buena fe, buena voluntad y luchar por lo que uno cree.

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El presidente Trump, en Estados Unidos, tiene mala prensa, ni duda cabe. En gran medida tiene mala prensa porque, al ser un hombre de negocios de quizá la plaza de negocios más dura, compleja y grande del mundo como es Nueva York, como lo es el sector de los bienes inmuebles, en esa cuna del capitalismo global que es Estados Unidos, no puede andar con delicadezas o falsas diplomacias, y en los negocios, como dicen los anglosajones, “time is money”, y los negocios y las oportunidades no esperan a nadie.

Sin duda alguna, ha de ser difícil hacer la transición de Nueva York a Washington. Es casi como ir del Sol a la Luna o de una galaxia a otra. Las formas, modos, lenguajes, costumbres y teatros de la política partidista republicana y demócrata no son lo mismo que el mundo rapaz y altísimamente competitivo de los grandes negocios multimillonarios de grandes ligas neoyorquinos.

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Trump, de alguna manera por temperamento y por manera de ser, ha buscado él mismo esa confrontación con los medios. Ha sido él quien ha buscado enfrentar a “CNN” en tantas y tan distintas ocasiones, muchas veces con razón y otras muchas sin tenerla. La última controversia a la que asistimos es la muy lamentable postura politiquera de una congresista sureña demócrata que ha escogido utilizar una llamada personal del presidente de Estados Unidos a una viuda de un soldado norteamericano, muerto en una operación especial en Nigeria, para hacer puntos políticos baratos y llamar sobre ella misma la atención nacional y hasta mundial.

El general John Kelly, nuevo jefe de Estado Mayor de la presidencia de Trump, ofendidísimo por las manipulaciones y la postura totalmente irrespetuosa de la congresista demócrata, ha escogido educar a la nación en la gravísima responsabilidad que es para cualquier presidente y comandante militar darle la terrible noticia de la muerte de un ser querido en combate a sus familiares más cercanos. Lo ha hecho de forma muy educada, hasta elegante, sin subir el tono de la voz, hablando con propiedad y educación, propio de un general del Cuerpo de Marines de EE. UU., con más de 40 años de servicio, muchos de ellos en combate en teatros de operaciones en el mundo entero. Fue una cátedra de decencia básica y de buena educación la que le dio a la oportunista y mal educada congresista demócrata, a la nación e inclusive a los medios de comunicación que, hasta con algo tan sagrado como la muerte de un soldado en combate, quieren hacer pan y circo.

Me acordé del dolor que las familias guatemaltecas, muchas de ellas indígenas kekchíes, de los valientes kaibiles muertos en una operación militar en Congo, peleando guerras que nos son totalmente ajenas a los guatemaltecos, para apaciguar a las Naciones Unidas y a las potencias que nos manipulan internamente irrespetando nuestros asuntos internos y fondeando oenegés corruptas y violentas que atacan la paz y la tranquilidad de los guatemaltecos.

Recordé cómo una vez un joven oficial, kaibil también, me relató la gallardía, el espíritu de lucha y de combate a toda prueba de los kaibiles guatemaltecos que, por defender a la población civil de las garras de una guerrilla socialista congolesa, arriesgaron y dieron sus vidas en una emboscada donde fácilmente la unidad guatemalteca era superada 10 a 1 en hombres y en capacidad de fuego, y aun así infligieron altísimas bajas al enemigo, que pagó carísimo la vida de cada kaibil abatido en combate, muerto por defender a una población civil africana, allá, a miles de kilómetros de distancia de su patria, sin apoyo aéreo adecuado y poca o escasa inteligencia previa.

Lo mismo o una acción similar tuvieron los cuatro boinas verdes norteamericanos muertos en combate, por exactamente la misma misión, proteger a la población civil de las garras de una guerrilla islamista asesina aliada de Al Qaeda, llamada Boko Haram, que hasta secuestra, viola y toma por “esposas” a niñas adolescentes africanas para mantener a una gran parte del África subsahariana en zozobra y desconsuelo.

Dios salve y dé consuelo a las familias de todos los soldados y policías del mundo entero, muertos en el cumplimiento de su deber sagrado. Dios salve a los soldados, Dios proteja a los Estados Unidos y Dios salve a la República de Guatemala.

¡Honor, deber, sacrificio y gloria a los guardianes de la patria! #RecuperemosGuatemala

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