Intentaré escribir con serenidad. Aunque me dé rabia y tristeza lo ocurrido en Guatemala durante los días recientes. Jimmy Morales se descaró. Y puso además en peligro nuestro proceso más importante en décadas. Es una patanería lo que hizo. Una bajeza. Echó del país, y de muy fea manera, a un hombre valiente que había contribuido de manera decisiva a darle esperanza a un pueblo que, en abril de 2015, iba irremisiblemente hacia el abismo. Nada elegante la ignominia hecha por el presidente. Fue excesiva su desfachatez para ponerse del lado de los saqueadores insaciables de siempre. ¿Acaso no entendió Morales que él jamás hubiera ganado las elecciones, de no haber sido por la sacudida que la CICIG de Iván Velásquez le dio a esta sociedad cuando le desnudó a las redes de corrupción? Aquí la memoria es patológicamente selectiva y escandalosamente corta. Y también ruin en el agradecimiento. ¿Cómo puede haber guatemaltecos que vituperen a Iván, luego de los significativos pasos dados gracias a su liderazgo? Hay que ser muy mezquino para ello. Muy ciego. Muy infame. Especialmente con ese espurio y falaz argumento de que con la CICIG “viene el comunismo” o ese otro tan manido de que la UNE no es tocada por razones de afinidad ideológica.
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En un comunicado en apoyo al Comisionado Velásquez, el empresario Dionisio Gutiérrez lo describió con lúcida certeza: “La corrupción y el crimen organizado tienen capturado al Estado. El gobierno no funciona. Y cuando a esto sumamos la indiferencia de la élites, nos da el país que tenemos (…) Por primera vez en décadas se combate el crimen organizado y se hace justicia. Por supuesto que queremos ver que otros grupos corruptos que han gobernado paguen por los crímenes que han cometido. (…) Pero lejos de intentar descalificar o debilitar el proceso en que estamos, debemos fortalecerlo y unir esfuerzos para acabar con la impunidad…”. ¿Qué? ¿Resulta entonces que Dionisio también es socialista? Es preocupante que el jefe del organismo Ejecutivo comparta discurso con un delincuente condenado por ser el responsable de 16 asesinatos y acusado de 14 más. Y que argumentando “lealtad a la Patria”, se permita incurrir en un resbalón que pone en riesgo a Guatemala de un “choque de trenes”, con la consabida violencia que esto acarrearía.
La irresponsabilidad de Morales puede tener consecuencias nefastas y hasta costar vidas. Sus asesores se han decantado por el “todo o nada”. Y solo la respuesta ciudadana y de las voces críticas parecen haberlos detenido por un momento.
Sobran las pifias en este plan perverso. Empiezo por lo obvio: si tanto le molestó al presidente que Iván fuera al Congreso a hacer presión para que pasaran las reformas, ¿por qué se tardó tanto en indignarse? ¿Cómo explica que su enfado y su “ataque de nacionalismo” coincida con la presentación del antejuicio en su contra? ¿A alguien le queda duda del conflicto de interés y del intento de obstrucción de justicia? Es de terror, además, que quienes proclaman su respaldo al exabrupto diplomático de Morales, aplaudan sin ruborizarse una acción despreciable tan al estilo de Nicolás Maduro, al que ven y señalan como al mismísimo diablo. Entiendan de una vez: si con algo podemos librarnos de sistemas totalitarios y decadentes como el que impera hoy en Venezuela, es por medio de logros como los que la CICIG y el Ministerio Público han venido alcanzando en los últimos 29 meses. Es urgente limpiar esta cloaca de negocios fraudulentos y de redes mafiosas en que nos convertimos por ejercer con cinismo la inmoralidad “naturalizada”. Los ataques contra el proceso iniciado en abril de 2015 con el caso La Línea provienen de la ultra derecha más burda, pero también los he visto en televisión con una vociferante y vulgar izquierda extrema. Patético de verdad.
Con todo, ayer la Fiscal General Thelma Aldana le puso el “puente de plata” a Jimmy Morales para que salga medianamente adelante. Cuando la titular del MP dijo que si él daba marcha atrás en su idea de deshacerse del Comisionado, podían reunirse los tres para conocer de sus enojos, y también para que comprendiera más acerca de las investigaciones del MP y la CICIG, le envió un mensaje de conciliación. De esa manera, el mandatario podría ganar tiempo para reunir sus pruebas de descargo, si las tiene, y mostrarle a quienes buscan investigarlo, pero sobre todo al país, que no elegimos a un presidente corrupto en 2015. Podría, asimismo, librarnos del bochornoso aislamiento internacional. La inestabilidad no le favorece a nadie. Y aunque Morales ha hecho suficiente como para merecer salir deshonrosamente del puesto, si es capaz de explicar las incongruencias de su financiamiento electoral y de ser humilde para admitir sus errores, podría salvarse de una debacle mayor.
La ruta está trazada. Si él no aprovecha esta oportunidad, lo veo irremediablemente perdido. Y en cuanto a sus seguidores que a la vez odian a Iván, no sé si les gustaría respaldar “en nombre de la institucionalidad”, a alguien involucrado en recibir dinero de origen dudoso para su campaña. Por ahora, hasta que recapacite y haga lo que le queda aún por hacer, es evidente que quien encabeza el Poder Ejecutivo se puso del lado de los criminales. Por su bien, debería cambiar de rumbo. (Y de consejeros)
Quise escribir con serenidad. Hice lo posible, a pesar de las circunstancias. Y aunque me perdí en el camino, me recuperé al final. Respiro hondo para no volver a la indignación galopante. No es aceptable que alguien quiera salvarse exponiendo a todo un país. Que lo sepa bien Jimmy Morales: jugar con fuego, quema.
“Fiscal General Thelma Aldana le puso el “puente de plata” a Jimmy Morales para que salga medianamente adelante. Cuando la titular del MP dijo que si él daba marcha atrás en su idea de deshacerse del Comisionado, podían reunirse los tres para conocer de sus enojos”.