“Alrededor del tema de las Reformas Constitucionales del Sector Justicia se desea ubicar a las personas en dos bandos: los que están a favor y en contra. Ahora resulta que si alguien está a favor es comunista y el que está en contra es corrupto”.
Después de la euforia de hace dos años, varios guatemaltecos pensaron que, con la caída de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, el país iba a cambiar. Hemos tenido dos gobiernos, la renovación de casi la mitad de los diputados y una relativa depuración en el Organismo Judicial; sin embargo, sentimos que no progresamos. Tenemos problemas de gestión pública, el crecimiento económico se ha estancado y hay pocas respuestas a las demandas de la población. Se hacen esfuerzos en seguridad, se presenta un plan de salud; sin embargo, el ministro de Comunicaciones se encuentra en medio de una interpelación y se despide en forma abrupta al Ministro de Economía. Además, el viernes pasado se concede una exoneración de multas, mora, intereses o recargos para que contribuyentes se pongan al día en tres meses.
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La agenda contra la corrupción avanza, pero la de construcción de país está a la deriva. Preocupa de sobremanera la polarización que se está dando, en especial podemos percibir en las redes sociales los niveles de agresión e intolerancia de unos hacia otros. No olvidemos que las redes sociales son un medio de expresión, pero no deben utilizarse para destruir a nadie. También se ha notado que los mensajes se reeditan y se manipulan a favor de los que desean canalizar su odio, frustración y descontento.
Alrededor del tema de las Reformas Constitucionales del Sector Justicia se desea ubicar a las personas en dos bandos: los que están a favor y en contra. Ahora resulta que si alguien está a favor es comunista y el que está en contra es corrupto. Muchos opinan sin conocer el fondo de los artículos y los que realmente saben y pueden debatir, permanecen callados para no ser juzgados y condenados.
Los sucesos en el Congreso la semana pasada fueron funestos. En primera instancia porque se sigue parchando los artículos que contempla la reforma, sin un sentido integral, en forma exprés y sin tomarse el tiempo necesario para su buena redacción. Luego, el martes se reunieron algunos diputados a discutir cambios al artículo 209 de la Constitución -que creaba inicialmente un Consejo Nacional de Justicia, ahora Consejo de Administración Judicial- fuera del hemiciclo, lo que provocó en algunos sospechas. Seguidamente en la sesión ordinaria del Congreso del miércoles se confrontaron unos con otros de forma desagradable. Y para abonar más el terreno, el tablero electrónico del parlamento no funcionaba. Entre gritos, reclamos y empujones de miembros de la sociedad civil, y la falta de compromiso de varios diputados, se rompió el cuórum y quedó pendiente la discusión.
El fanatismo cada vez es mayor, principalmente porque luego de que terminó la sesión empezaron a “reventar” las redes, en especial por medio de Twitter, donde con 140 caracteres difícilmente se puede entablar una discusión seria y formal. Unos imponen sus ideas sobre otros sin ni siquiera dar el beneficio de la duda. Conozco personas de años de respeto y trayectoria, que por un comentario contra corriente de activistas tuiteros, muchos anónimos, se afanaron en destruirles su intachable reputación, sin argumentos mas que una irracional descalificación, insultos y faltas de respeto.
Por otro lado, el año pasado se aprobó la Ley de la Carrera Judicial (32-2016) y en este momento que debe de tomarse en cuenta esta normativa para resolver la situación administrativa y legal de la Magistrada Blanca Stalling, resulta que tiene lagunas. De hecho, me comentaba recientemente un miembro de la Corte Suprema de Justicia, que se le siguió pagando su sueldo, como manda la reforma.
Pareciera que los tiempos de solidaridad y amistad de la plaza quedaron en el olvido. Debemos regresar a la cordura, donde con equilibrio, sensatez y prudencia actuemos y procedamos como un solo colectivo por el bien del país. Habrá que analizar lo que estamos haciendo y cambiar este ambiente hostil. Debemos impulsar espacios de diálogo y escuchar a expertos y técnicos de forma abierta para luego con criterio defender una postura. Construir un país no es fácil y requiere la energía de todos. ¿Qué opina de polarizar a la sociedad? ¿Dónde podemos encontrar lugares para diálogo? ¿Cómo recuperar el espíritu de la plaza?