Recientemente un alumno que sufría de bullying llevó un arma de fuego al colegio y se disparó. Esto despertó discusiones relacionadas con el acoso escolar y la tenencia de armas por menores.
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La palabra bullying viene del verbo en inglés to bully que significa intimidar o acosar. Posiblemente todos, hemos sido acosados en alguna ocasión por uno o varios individuos. También hemos sido los que en nuestra niñez o juventud intimidamos, muchas veces sin darnos cuenta de sus efectos graves.
Intimidatorios en contra de una persona que tienen como propósito herir o agredir a alguien crean individuos inseguros, con trastornos alimenticios, depresión, pensamientos negativos y ansiedad. Conozco casos en que los alumnos tienen pavor de asistir a la escuela por el sufrimiento que genera enfrentar insultos, agresiones físicas y rechazo de sus compañeros. También se da de los mayores hacia los menores, especialmente en el bus escolar. Además, existe acoso en casa, entre hermanos, y en la oficina (llamado mobbing). Ahora adicionalmente hay ciberbullying donde por medio de las redes sociales se ejerce acoso psicológico entre iguales. Todos con efectos negativos que generan miedo, desprecio y desánimo en las personas. Definitivamente a nadie le simpatiza que constantemente lo estén hostigando.
El acoso se da de diferentes formas en las escuelas. Muchas veces hay grupos de niños o jóvenes que a propósito identifican a los más débiles o a “los diferentes” para molestar. Para explicarlo Olweus (1993) hace referencia únicamente a la diferencia de poderes entre dos o más niños en los que el más débil es molestado. El desafío es cuando se llega a extremos de constantes insultos, humillaciones y violencia.
Los niños pueden comentar que algunos compañeros los molestan o los agreden. Muchos padres recomiendan a sus hijos defenderse; sin embargo, algunos no lo logran y se frustran. Hay otros que lo callan y sufren sin revelarlo. Por el otro lado hay docentes que están conscientes del tema y lo trabajan, otros están tan apurados que no visualizan el reto y a algunos no les interesa atenderlo.
Se ha avanzado en identificar este problema y en tratarlo, también se han realizado protocolos en las escuelas y los colegios, y se han diseñado manuales y documentos. El Ministerio de Educación cuenta con una guía para la identificación y prevención del acoso escolar, así como de materiales y estudios.
¿A cuántos afecta? En 2011 el Ministerio de Educación hizo un estudio para medir conductas agresivas y bullying en Guatemala. Se realizó a nivel nacional con una muestra representativa en escuelas públicas con alumnos de sexto grado de primaria. El estudio contó con un instrumento cuantitativo (Bullying-GT) y luego se hizo un análisis cualitativo por medio de grupos focales en escuelas formadoras de maestros.
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En este estudio una tercera parte de los estudiantes se reportó como víctimas y la incidencia era mayor en niños (37%) que en niñas (30%). El fenómeno era más alto en el área rural (36%) en comparación con 27% en el área urbana. La mayor agresión era verbal y la exclusión social, seguida por la agresión física indirecta y la directa. La mitad de los estudiantes de Alta Verapaz, Quiché e Izabal reportó problemas. Los departamentos Jutiapa, Guatemala y Santa Rosa mostraron menos de 20% de víctimas. Entre los hallazgos el estudio plantea que la conformación social dentro de los centros educativos parece tener implicaciones en el grado de agresión. Escuelas más grandes con más diversidad son las que tienen menos incidencia de estudiantes reportados como víctimas de bullying.
El punto es cómo identificarlo a tiempo y prevenirlo a nivel de cada establecimiento y aula. Una forma es hacer encuestas en forma sistémica por escrito para que los maestros y el director se enteren y puedan juntamente con los alumnos y padres ir solucionando el asunto. Conocer las mejores prácticas ilustra. Algo importante es fomentar la autoestima de los estudiantes y enseñarles a dialogar, argumentar y respetarse.
También realizar tareas en equipos supervisadas pueden ser muy positivas, ya que los alumnos se conocen en otro plano. Lo curioso es que se sabe de varias historias donde a lo largo de los años resulta que el que agredía como el que fue agredido, al comprenderse, se hacen amigos. Buscamos armonía y ambientes sanos en las escuelas y que los alumnos aprendan a convivir con sus diferencias.
¿Ha sufrido usted de bullying? ¿Cómo enfrentaría el caso si se da con un hijo o una hija? ¿Cómo abordar y neutralizar a los agresores?