Opinión

#NiUnaMenos

“Erradicar la violencia contra la mujer es tarea de todos. Sí, usted hombre y usted mujer, todos. Y debemos empezar por cambiar lo que hemos aprendido y enseñar a las generaciones que están creciendo principios y valores de respeto e igualdad”.

¡Basta ya! Un hasta aquí. El miércoles por la noche muchas voces, femeninas y masculinas, se unieron en un grito colectivo para frenar la violencia contra la mujer. Una manifestación, ahora no en contra de la corrupción, sino para erradicar prácticas muy enraizadas en nuestra sociedad que vulneran la dignidad e integridad de las mujeres.

La campaña #NiUnaMenos, que inició el 3 de junio de 2015 en Argentina, es un grito colectivo contra la violencia machista. Surgió, se relata en la página web del movimiento, de la necesidad de decir “basta de femicidios”, porque en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer. En la página se relata que la convocatoria nació de un grupo de periodistas, activistas, artistas, pero creció cuando la sociedad la hizo suya y la convirtió en campaña colectiva.

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Este grito que surgió en el sur del continente recorrió varios kilómetros y llegó hasta aquí, el miércoles pasado, cuando varias mujeres y hombres se reunieron en diferentes parques y manifestaron para erradicar la violencia contra la mujer.

Es triste decirlo. Guatemala, al igual que muchos países del mundo, se caracteriza por tener una sociedad machista en donde la condición de mujer está en desventaja frente a la del hombre. Esto se refleja en el hogar, en la calle, en las empresas, en todos los ámbitos de la sociedad.

Usted me diría que no es cierto, que todos somos iguales. Lamentablemente unos que terminan siendo más iguales que otros. Y en esas circunstancias las mujeres salen perdiendo. El machismo está presente en las relaciones que las personas entablan en los diferentes ámbitos, tanto públicos como privados.

Según datos de la “BBC”, cada año son asesinadas en el mundo más de 66 mil mujeres y uno de los lugares en donde estos asesinatos ocurren con más frecuencia es Guatemala, que tiene una de las tasas más altas de feminicidio del mundo. De hecho, el país ocupa la tercera posición, luego de El Salvador y Jamaica.

Una de las manifestaciones más burdas de violencia contra la mujer es el acoso callejero. Práctica que para muchos es “normal”. Es desagradable escuchar que los hombres pisoteen en las calles la dignidad de las mujeres con “piropos”. No importa la hora ni el lugar. Incluso la condición socioeconómica o educativa del victimario y de la víctima. Algunos hombres incluso argumentan: “no es nada malo”, “yo solo estoy reconociendo que son mujeres guapas”. Esta actitud desagradable y patética simplemente no está bien. No. Ya basta.

Y así, las mujeres en este país enfrentan diariamente luchas para ser respetadas, reconocidas y tratadas con dignidad e igualdad. Muchas mujeres viajan atemorizadas en los buses, con el temor de que abusiva e impunemente las toquen. Viven con el miedo a ser violadas, morir torturadas, o vivir en hogares con violencia intrafamiliar en donde las golpean, maltratan y abusan sexual, física y psicológicamente. Y esto, aunque usted no lo crea, es más común y normal de lo que parece. El problema es que la sociedad ha enseñado a las mujeres a que tienen que aguantar, callar y perdonar, para que el ciclo de violencia vuelva, una y otra vez.

Erradicar la violencia contra la mujer es tarea de todos. Sí, usted hombre y usted mujer, todos. Y debemos empezar por cambiar lo que hemos aprendido y enseñar a las generaciones que están creciendo principios y valores de respeto e igualdad. En el hogar, con las amistades, en las escuelas, colegios y universidades, en las iglesias, en los lugares de trabajo, en la calle, en todos los ámbitos, tanto públicos y privados. Yo estoy comprometido para erradicar todas las formas de violencia contra la mujer. ¿Y usted? @josecsagt

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