“No podemos postergar la discusión y la búsqueda de acuerdos nacionales para impulsar el desarrollo integral. No repitamos los errores del pasado. Aprendamos de ellos”
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La discusión sobre la propuesta de reforma tributaria presentada por el Presidente Morales se ha instalado en la agenda pública con más fuerza en los últimos días. Esto necesariamente no cambió la posición de muchos actores políticos y sociales que manifestaron rechazo y oposición. Sin embrago, es positivo el hecho de que se discuta la urgente necesidad de fortalecer las finanzas del Estado y las maneras para hacerlo, en el marco de un pacto fiscal.
La propuesta, es al momento de reformar el sistema tributario del país, retomar los principios, objetivos y las recomendaciones del Pacto Fiscal, que se aprobó como resultado de un diálogo en el marco de la implementación de los Acuerdos de Paz. Este diálogo debería estar orientado a identificar reformas legales y reglamentarias que contribuyan a incrementar la recaudación tributaria de forma sostenible.
Partir de los objetivos del Pacto Fiscal permitiría incorporar las dimensiones de calidad del gasto y transparencia, que terminan siendo los elementos ausentes en la propuesta del Presidente Morales. Y de esa manera reorientar la discusión a la definición de objetivos estratégicos de país, y que los recursos adicionales que se obtendrán, se destinen a esos propósitos. También están los cambios para que los recursos públicos se utilicen de manera más eficiente y eficaz, dejando atrás a la burocracia despilfarradora que ha caracterizado a la administración pública.
También se debe discutir la necesidad de revisar el régimen de exenciones y exoneraciones previstas en las leyes impositivas vigentes para evaluar la pertinencia de su continuidad o modificación; de igual manera se debe simplificar el sistema impositivo para hacerlo más eficiente; así como fortalecer la administración tributaria para reducir la evasión y defraudación aduanera; la Súper Intendencia de Administración Tributaria —SAT— ha tomado acciones contundentes y espero que continúen.
El Estado guatemalteco adolece de serias dificultades para obtener los ingresos necesarios para superar los retos en materia de desarrollo humano integral. Por ello, al momento de fortalecer las finanzas públicas se debe procurar la solvencia y preservar la estabilidad macroeconómica del país, como base para la implementación de políticas públicas que conduzcan a un desarrollo económico sostenible, indispensable para garantizar un mejor nivel de vida para todos los guatemaltecos.
Es decir, la discusión del pacto fiscal permite definir que queremos cómo país, cuánto nos cuesta, de donde provendrán los recursos para financiar las acciones públicas; y de manera paralela, definir acciones para que esos recursos se gasten den manera eficiente, eficaz y transparente.
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Del otro lado de la cancha, las preguntas rondan en torno al camino que tomará la reforma. El Presidente Morales cometió un error político. Ayer le pidió al Congreso de la República que le devuelva la iniciativa para hacerle modificaciones. Es una acción que evidencia falta de rumbo, debilidad, inexperiencia política y no tener apoyos políticos en el Congreso, principalmente del bloque oficial, FCN –Nación.
Lejos de esta lamentable situación, como sociedad no podemos desaprovechar la oportunidad para buscar acuerdos e impulsar un pacto fiscal, con una visión estratégica que fortalezca la institucionalidad pública. Si bien, la iniciativa del Presidente no contó desde el inicio con respaldo político y social, al final del día, que se convierta en la excusa para sentarnos y buscar ese acuerdo de país. No podemos postergar la discusión y la búsqueda de acuerdos nacionales para impulsar el desarrollo integral. No repitamos los errores del pasado. Aprendamos de ellos. ¿Qué opina usted?