Hace unos días el presidente Jimmy Morales presentó su plan de gobierno. Deduzco que su contenido se basa en el documento intitulado “Lineamientos generales de política 2017-2019” de la Segeplan, en febrero de 2016. El manuscrito presenta cinco capítulos y usa como marco el “Plan Nacional de Desarrollo K’atun Nuestra Guatemala 2032”. Pone como punto de partida las acciones contenidas en el presupuesto de este año por medio de las agendas social, económica, gobernabilidad democrática y ambiental. Además, señala las acciones estratégicas en cinco ejes: 1) seguridad alimentaria y nutricional, salud integral y educación de calidad; 2) seguridad integral; 3) cero tolerancia a la corrupción y modernización del Estado; 4) fomento de las mipymes, turismo y construcción de vivienda; y 5) ambiente y recursos naturales.
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El capítulo más importante es el de las metas trazadas para 2019, que aparecen al final del documento. Bastante ambicioso (28 metas) pero interesante. Deseo dirigirme a las metas de los tres primeros ejes presentados arriba. En el primero se plantean nueve metas en salud y educación. Entre las de salud se encuentran reducir la desnutrición crónica en 10 puntos (de 41% a 32%), disminuir la mortalidad en la niñez 10 puntos (de 35 muertos por mil nacidos a 25) y la mortalidad materna de 113 muertes por cada cien mil nacidos vivos en 2013 a 93 (20 puntos). Son metas difíciles de alcanzar, que requerirán de tareas colectivas y liderazgo para su logro.
En educación se plantea incrementar la cobertura de preprimaria de 47% a 59%; de primaria, de 82% a 88%, y luego se proponen mejorar la tasa de finalización en primaria y reducir brechas entre rurales y urbanos e indígenas y no indígenas. No hay metas para secundaria, cuya cobertura en básicos es de 45% y diversificado 24%. Tampoco se presenta otro tipo de modalidades.
En seguridad integral son más específicos, dos metas: Reducir la tasa de delitos cometidos contra el patrimonio de las personas en siete puntos –y la tasa de homicidios en 6 puntos de 29 a 23 por cien mil habitantes–. Aunque se ha hablado de priorizar en prevención, no se muestra cómo se va a medir. Respecto de tolerancia a la corrupción y la modernización del Estado, se señalan dos. La primera es aumentar la efectividad de la gobernanza de acuerdo con el ranquin mundial, llevándola desde la posición 25 en 2014 hasta la 50 en 2019 y el segundo, mejorar la posición del país en el Índice de Percepción de la Corrupción, al pasar de la posición 32 en 2014 a la 50 en 2019.
Cómo lograr este cumplimiento de metas es clave. Es mejor juzgar un gobierno por sus resultados que por algunas declaraciones o acciones poco afortunadas de los funcionarios. Es importante que el equipo de gobierno tenga claro su legado, se concentren en cinco metas estratégicas y cuenten con un mecanismo para darles seguimiento a las mismas. Por un lado, se requieren instrumentos para medir, pero por el otro lado se debe conocer las cifras reales. En este sentido es importante realizar el censo de población y las encuestas de victimización para tener, por ejemplo, claridad de cuántos somos y la cuantificación real de los delitos –no solo por denuncias.
También deben definirse políticas respecto de temas como los pactos colectivos y sistemas de control y transparencia para ir mejorando en los ránquines internacionales. Adicionalmente, los distintos ministerios tendrán que presentar sus planes de acción para lograr las metas, por ejemplo, en salud, contar con líneas, planes e intervenciones para los distintos niveles de atención, cambios en gestión y abastecimiento de hospitales.
Por último, es importante cuantificar los recursos financieros para llegar a lo presentado y conseguir una estrategia con el Congreso para que colaboren y no bloqueen al Ejecutivo. ¿Conoce el plan de gobierno? ¿Cuáles temas considera prioritarios? ¿Cuál debería ser el legado de Jimmy Morales?