El gobierno de Jimmy Morales tiene la meta de reducir la desnutrición crónica en 10%. Una apuesta importante considerando que hasta el momento el gobierno no ha definido claramente sus prioridades, y esta sería una muy valiosa.
Guatemala ocupa el quinto lugar de desnutrición a nivel mundial. La tasa de desnutrición crónica en menores de cinco años es del 49.8%. Es la más alta del continente y una de las más altas del mundo.
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Una situación lamentable que nos remite a pensar que estamos haciendo como sociedad, a evaluar el modelo de desarrollo.
La desnutrición es el resultado del consumo insuficiente de alimentos y de la aparición repetida de enfermedades infeccionas. La desnutrición pude ser crónica y aguda. La desnutrición implica tener un peso y talla menor a la que corresponde para la edad, estar extremadamente delgado o presentar carencia de vitaminas y/o minerales. La desnutrición crónica se puede presentar incluso desde la etapa del embarazo, cuando el niño está en el vientre materno.
Los departamentos con más altos índices de desnutrición son Sololá, Huehuetenango, Chimaltenango, Jalapa, Alta Verapaz, Quiché, Totonicapán, Suchitepéquez, Guatemala y Chiquimula. En siete de estos departamentos se concentra el 60% de los casos de desnutrición crónica, y en algunos de ellos registran tasas mayores al 70% de niños desnutridos.
Aunque normalmente se menciona a la pobreza como la causa principal de la desnutrición, existen otras causas como la no lactancia materna exclusiva, la presencia de enfermedades como diarrea, infecciones respiratorias agudas, la falta de educación y de información sobre la buena o adecuada alimentación, el no consumo de los suplementos vitamínicos o alimenticios fortificados, y el costo de los alimentos.
Expertos mencionan que para revertir las consecuencias y efectos irreversibles de la desnutrición se necesita atender a los niños y niñas que se encuentran en esta condición en los primeros mil días de vida. Luego de ese período las probabilidades para lograr una plena recuperación disminuyen considerablemente.
Esta misma meta se la planteó el gobierno anterior y no la cumplió. Así que a este gobierno le toca aprender de los errores del pasado, para no cometerlos nuevamente. Para ello tiene un sistema de evaluación y monitoreo que le ha permitido evaluar las acciones públicas e identificar cuales fueron efectivas. Identificar las lecciones aprendidas. Este puede ser un recurso valioso para mejorar la efectividad de las políticas públicas específicas que atienden la desnutrición.
La clave desde mi perspectiva está en atender dos aspectos de la implementación de las políticas públicas: la coordinación y la focalización. El primero remite a la necesidad de coordinar las intervenciones de los diferentes ministerios. Lo segundo es evitar la dispersión. Un hogar puede recibir una intervención y otro hogar recibir otra intervención. La evidencia demuestra que invertir recursos de manera focalizada en el mismo hogar aumenta la posibilidad para reducir la desnutrición, por eso es necesario coordinar y focalizar las intervenciones. ¿Qué opina usted?