“Una nueva política” demandamos todos los guatemaltecos luego de los sucesos del año pasado debido a un hartazgo del actuar de la mayoría de los políticos prepotentes, corruptos y abusivos. El ahora Presidente cuando fue candidato utilizaba la frase “la vieja política” de una forma muy creativa –en doble sentido– refiriéndose a las malas prácticas del pasado, y respecto de su contrincante de la segunda vuelta, que era parte del sistema tradicional.
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En general la vieja política se caracteriza por: Poca transparencia en la ejecución, transa en las decisiones, nexos con grupos oscuros, sucesión de cargos a parientes, contrataciones de personas afines sin calidades, poca fidelidad al partido –tránsfugas–, obras sobrevaloradas y sin sentido, negocios personales con fondos públicos, populismo y clientelismo político. Adicionalmente engaño, promesas vacías, despilfarro y poco respeto a la ley. Uso de recursos públicos para hacer campaña y enriquecimiento personal en vez del bienestar de todos.
Sorpresivo fue que en el Congreso, donde se practicaba la vieja política, iniciara esta legislatura a ejercer la “buena política”, haciendo públicos los nombres y salarios de todos los empleados, destapar el pacto colectivo e iniciar la discusión y aprobación de una serie de leyes que estaban engavetadas. Sin embargo, su actuar no ha sido tan de buena fe, ya que los diputados aumentaron el gasto público, no todas las leyes tienen sustento técnico y además dejaron fuera de las decisiones a la bancada del partido del Presidente. Lamentablemente la reacción fue aplicar la “vieja política” para darle frente, lo que la población percibe como engaño o traición de un político –más de lo mismo–.
A un mes, el Presidente ha presentado pocas acciones de la nueva política. Reclutó a la mayoría de sus ministros por mérito, ha tratado de hacer un proceso más transparente para escoger a los gobernadores y desea en lo personal ser austero, pero se percibe que no es suficiente. Sin embargo, ha tenido sus tropiezos con la vieja política, como utilizar demagógicamente la donación de medicinas, subestimar a los medios de comunicación y sentarse con líderes oportunistas y expoliadores del Estado.
Hay ausencia de acciones heroicas para construir la nueva política, como publicar y recortar la planilla del Ejecutivo, cerrar instituciones que solo gastan sin sentido, evaluar programas de corte populista, diseñar mecanismos de rendición de cuentas, contratar a los mejores en los puestos clave y gobernar con el pueblo que realmente votó por una transformación del país.
Definitivamente la población espera mayor liderazgo del presidente Jimmy Morales. Deseamos verlo en acción y que nos cuente y muestre de qué se trata la nueva política, cómo hará para alcanzarla y qué medidas tomará para su logro.
Debe mostrar que no es corrupto, ni ladrón, y que la vieja política quedó atrás. Ya no podrá quejarse de que heredó un gobierno en crisis, que no tiene recursos, ni referirse al proyecto K’atun 2032 como visión. Tendrá que hacer un plan de gobierno con metas claras y objetivos concretos, comunicarse con la población, ser innovador para los cambios y avanzar con coraje y decisión con su equipo en la transformación que se requiere. Su actuación debe ser acorde a los valores de honestidad, transparencia y eficiencia que todos añoramos. ¿Qué le gustaría ver de parte del Presidente en los próximos días? ¿Cuál es el peor mal de la vieja política? ¿Qué le entusiasma de la nueva?