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Una amiga me comentaba recientemente que hay cuatro cosas en esta vida que no hay que perder: la esperanza, la paciencia, la honestidad y la fe. Posiblemente esto es una buena recomendación para los ciudadanos guatemaltecos por los retos que afrontaremos este año.
Iniciamos un nuevo período de gobierno con muchas sorpresas y desafíos. Fue una vergüenza la falta de puntualidad de los eventos públicos del 14 de enero, y en especial la sesión solemne del Congreso que hasta tuvo que hacer receso porque no lograban elegir a su junta directiva.
Ahora contamos con un nuevo presidente del Legislativo, Mario Taracena Diaz-Sol, hombre de muchos años de experiencia y con entendimiento del papel que debiera cumplir esta institución. Se ha comprometido a transparentar el Congreso, mejorar su desempeño y reformar su ley interna –lo cual todos aplaudimos. Asimismo, en menos de 24 horas alrededor de 50 diputados solicitaron cambiarse de “partido”, y lo más increíble es que de 13 agrupaciones políticas, pasaron a ser 18. Resaltan Alianza Ciudadana (10), Movimiento Reformador (20) y Progresista (21). La bancada mayoritaria es la UNE, con 33 diputados. Líder apenas conserva 11 y el Patriota se queda con cuatro diputados.
Será complejo dirigir el Congreso debido a la fragmentación y falta de visión. Los legisladores deben tomar nota del clamor popular de la ciudadanía. Mínimo, deberán publicar detalladamente la planilla en los siguientes días. “Cero tolerancia a la corrupción, la impunidad y los privilegios”, dicen en la plaza, “fuera los ladrones, #EstamosAquí dando seguimiento a los casos de corrupción, depuración del Congreso y las reformas pendientes…”
También tenemos nuevo Presidente y Vicepresidente de la República (Jimmy Morales y Jafeth Cabrera) y se está integrando el gabinete. El discurso de toma de posesión para muchos fue inspirador y para algunos, con insuficiente acción; pero hay esperanza. Emocionante es recordar los meses de tensión, angustia y protestas, y hoy ver positivamente el futuro. Definitivamente, unidos debemos construir y transformar nuestro país. Tenemos fe, una mejor Guatemala es posible, y ahora toca arrancar algunas medidas determinantes para iniciar los cambios.
Respecto al gabinete, se puede comentar que son profesionales –en su mayoría tecnócratas– de distintos ámbitos. Pocas mujeres, 2 de 14. Curioso que no participa ningún miembro de centros de investigación y los responsables de los servicios como educación y salud tienen relación con la Universidad de San Carlos. Debemos ser pacientes, dejar que se completen como equipo, terminen de nombrar a los secretarios, viceministros y directores, diseñen un plan de gobierno serio, establezcan prioridades y tomen acciones. En los próximos 100 días, o en tres meses, o antes de Semana Santa, esperamos señales claras de un cambio de rumbo.
No será nada fácil gobernar con un ambiente adverso, escasez de recursos, crisis en varios servicios, abusos de los sindicatos públicos y críticas constantes en las redes sociales. Posiblemente el Ejecutivo tendrá que solicitar al Congreso una reprogramación del presupuesto para contar con financiamiento para sus propuestas –primer pulso a ganar– “sin transas”. El pueblo está despierto y la ciudadanía presente. Exigimos honradez, compromiso y servicio, además de capacidad. ¿Qué opina del Congreso? ¿Qué espera en los siguientes 100 días? ¿Qué decisiones debe tomar el Presidente? ¿Cuáles considera son las más importantes?