Ayuda climática: No es prioridad para los más pobres

“¿Les decimos a los desfavorecidos que no necesitan medicinas o micronutrientes, sino un panel solar?”  

En preparación para la cumbre del clima de París (COP21) en diciembre, países ricos y organizaciones de desarrollo se esfuerzan por unirse a las filas de moda de los países donantes en “ayuda climática”. Esto significa decirles a las personas más desfavorecidas del mundo que lo que realmente necesitan no son medicinas, mosquiteros o micronutrientes, sino un panel solar.

El último en subirse al carro es el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, quien anunció recientemente que el Banco gastará hasta US$29 mil millones al año hacia 2020 en proyectos para ayudar a los países receptores a enfrentar el calentamiento global.

El presidente Obama ha prometido US$3 mil millones para ayuda climática; el Reino Unido está desviando US$8900 millones de su presupuesto de ayuda exterior para el Fondo Internacional para el Clima para los próximos cinco años. Francia promete US$5600 millones anuales en asistencia relacionada con el clima para el año 2020, frente a los US$3,4 mil millones en la actualidad. Y el Banco Africano de Desarrollo planea triplicar sus inversiones relacionadas con el clima a más de US$5 mil millones al año para el 2020, lo que representa 40 por ciento de su cartera total.

El logro de US$100 mil millones al año en ayuda climática es ampliamente visto como fundamental para el éxito de la cumbre de París. Peor aún, este objetivo está transformando radicalmente el gasto en desarrollo. De la ayuda que analiza la OCDE ahora más de uno de cada cuatro dólares va a la ayuda relacionada con el clima, por encima del 0.5% tal vez en 1980.

Esto es profundamente preocupante porque desviar dinero para ayuda climática es inmoral. En un mundo donde la desnutrición sigue cobrándose al menos 1.4 millones de vidas de niños, mil 200 millones de personas viven en la pobreza extrema y dos mil 600 millones carecen de agua potable y saneamiento, no es sorprendente que los más pobres del mundo en realidad no quieran ayuda climática. Tanto para todo el mundo como para los que viven en los países más pobres, el clima viene en el puesto 16 de 16, después de otras 15 opciones.

Suministrarles a los países más desfavorecidos del mundo paneles solares es una autoindulgencia inexcusable de los ricos del mundo. Las fuentes de energía verde pueden ser buenas para mantener una única luz y para cargar un teléfono celular.

Tres mil millones de personas sufren una terrible contaminación del aire interior porque queman madera y estiércol para cocinar, pero los paneles solares no pueden aportar energía a cocinas limpias.

Y la mayoría de las energías renovables siguen siendo mucho más caras. Un estudio del Centro para el Desarrollo Mundial muestra que si en lugar de gastar dinero en energías renovables lo usáramos en la electrificación del gas podríamos sacar cuatro veces más personas de las tinieblas y de la pobreza.

En este momento, los países ricos están en una carrera por parecer verdes y generosos. A continuación, los países receptores van a empujar para asegurarse que reciban los fondos. Esto es inevitable y comprensible. Pero la verdad es que no es en la ayuda climática donde podemos realizar el mayor bien y no es lo que quieren o necesitan los más pobres del mundo.
 

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