Opinión

La novela de la CICIG


Las novelas policíacas están llenas de historias con muchas intrigas, sorpresas, dudas y mucho suspenso. El capítulo de la novela “Contra la impunidad en Guatemala”, que la CICIG está ayudando a escribir, no fue la excepción. Especialmente, por las cosas que hemos visto en los últimos días.
Ayer se escribió el final de otro capítulo. El presidente Otto Pérez Molina anunció que le pedirá la ampliación del mandato de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La decisión la toma en un momento político muy convulso. El gobierno está viviendo una de las mayores crisis políticas que le ha tocado enfrentar.
No está de más recordar que el Presidente y la Vicepresidenta ya habían dejado entrever su oposición a solicitar la ampliación del mandato de la CICIG. Ante estas declaraciones, muchos actores que estaban interesados en que la comisión continuara en Guatemala manifestaron su preocupación, en diversos espacios y mediante diversas actividades, dado que todo apuntaba a que la CICIG tenía los días contados en el país.

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Al parecer, la decisión en el Ejecutivo ya estaba tomada y el final de este capítulo de la novela era la despedida de la CICIG y la victoria de la impunidad. Sin embargo, el jueves pasado sucedió algo que cambió por completo el rumbo de la historia. 

La desarticulación de la red que se dedicaba a la defraudación aduanera, denominada “La Línea”, y en la que se encuentran vinculados altos funcionarios del Ejecutivo, como Juan Carlos Monzón, cabecilla de esta banda y secretario privado de la Vicepresidenta, fue el detonante para que el fin de este capítulo de la novela se mandara a reescribir. 

El golpe fue estratégico, calculado con una precisión milimétrica, y con un impacto político que generó las condiciones para que la continuidad de la CICIG fuera una realidad. La crisis política que se está viviendo acorraló al gobierno, y no le quedó otra opción más que anunciar que solicitará la ampliación del mandato, y así, el último párrafo de este capítulo, relata que la CICIG se queda en Guatemala. 
Es positivo que la comisión continúe en el país. La desarticulación de la banda mostró la necesidad de que la CICIG identifique, investigue y desarticule estos aparatos clandestinos que están incrustados en el Estado. La red desarticulada es un ejemplo de cómo estas redes debilitan la institucionalidad del Estado e impiden que las instituciones cumplan con sus funciones. El trabajo debe continuar por que hay muchas otras instituciones que están cooptadas por este tipo de estructuras con intereses mezquinos. 

El desafío está en que la CICIG debe ser uno de los actores protagónicos en el próximo capítulo de la novela. Son muchos los desafíos que tiene que enfrentar. Entre ellos, las redes que están incrustadas el sistema de justicia y que están al servicio de intereses “perversos” que promueven la impunidad. Es así como se encuentra la explicación de porqué varios de los miembros de la red desarticulada el jueves pasado, lograron salir mediante medidas sustitutivas, pocos días después de ser capturados. Ojalá esto no impida que se aplique la justicia.

El capítulo termina con esperanza para la lucha contra la impunidad en el país. Sin embargo, las instituciones de la justicia y la sociedad en su conjunto deben apoyar el trabajo de la CICIG, ya que la impunidad no se acabará en el país, si nosotros no asumimos nuestra responsabilidad. La CICIG está aquí para ayudarnos a que el final de la novela, sea uno en donde gane la justicia y la impunidad sea derrotada. ¿Quiere ayudar a escribir este final?

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