Opinión

La salud está grave

“El mal funcionamiento de los hospitales públicos refleja un sistema colapsado. El Ministerio de Salud es el encargado de la salud de más del 70% de la población. El primer gran reto es la desnutrición crónica que alcanza a la mitad de los niños menores de cinco años”.

El buen funcionamiento de la salud pública se ha convertido en un verdadero reto para los guatemaltecos. La semana pasada seguían los desafíos del abastecimiento de medicamentos, suministros y comida en los hospitales. Solidariamente un grupo de inquilinos del mercado Colón fue a donar alimentos al Hospital San Juan de Dios.

Paralelamente se han llevado a cabo revisiones por equipos de seguridad a distintos empleados, de diferentes hospitales, luego de que se ha encontrado fuga de provisiones por el llamado “robo hormiga”. La semana finalizó con bloqueos en carreteras y marchas de empleados del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud de Guatemala (SNTSG), miembro activo del Frente Nacional de Lucha por la Defensa de los Servicios Públicos y Recursos Naturales (FNL), que reclamaban el cumplimiento del pacto colectivo, el despido injusto de algunos de sus compañeros y la crisis hospitalaria.

El mal funcionamiento de los hospitales públicos refleja un sistema colapsado. El Ministerio de Salud es el encargado de la salud de más del 70% de la población. El primer gran reto es la desnutrición crónica que alcanza a la mitad de los niños menores de cinco años. A pesar de contar con un planteamiento como el Pacto Hambre Cero –que incluye a varias organizaciones, cuenta con recursos y lo supervisa la Vicepresidenta de la República– aún no se ha podido afrontar este problema. Parte porque los puestos y centros de salud, que están cerca de la población necesitada, no operan eficientemente: algunos se encuentran cerrados, otros no cuentan con los suministros y las medicinas y en varios el personal no les da seguimiento a sus pacientes. O todo junto.

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Los puestos y centros de salud son los encargados de atender a la población, y solo la gente que tiene una enfermedad grave correspondería ser referida a los hospitales. Estrictamente las personas atendidas en el Roosevelt o San Juan de Dios debieran ser las que requieren de intervenciones sofisticadas o tratamientos especializados. Como los primeros niveles de atención no operan, muchas personas acuden a los hospitales y de emergencia, lo que es costoso e ineficaz.

El gran desafío es la gestión del sistema. Se requiere que sus oficinas funcionen (puestos, centros y hospitales), y que el recurso humano y el financiero respondan a un buen modelo de entrega oportuna del servicio. También se necesitan procesos eficientes de abastecimiento y manejo de suministros, medicinas y alimentos. ¿Será posible componer este sistema? Me comentaba una doctora que la administración es un desastre, la autoridad ausente y los sindicatos no dejan trabajar. Su recomendación es cerrar lo existente y montar un nuevo sistema. ¿Será cuestión de recursos? Un técnico me explicaba que la salud pública es como una manguera de agua llena de agujeros. Si se le provee de más agua, esta se diluye durante el recorrido y no llega hasta el final. 

¿Qué se recomienda? En el corto plazo posiblemente lo más importante es lograr poner orden y disciplina. Importante hacer estudios de los procesos de compra y abastecimiento para establecer métodos efectivos. Adicionalmente es necesario instaurar medidas de control y gerencia en las unidades más costosas como son los hospitales, realizar un censo de trabajadores y tomar decisiones valientes para que operen los distintos niveles de atención. Soluciones concretas y efectivas deberán proponer los candidatos a la presidencia respecto a este tema. Transformar el sistema de salud es urgente. ¿Qué opina de la salud pública? ¿Qué acciones le recomendaría al Ministro de Salud? ¿Qué ofrecen los partidos políticos al respecto?

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