Opinión

Junta Directiva del Congreso

José Carlos Sanabria, Politólogo y analista de Asies.

En los últimos días, el Congreso de la República se vio inmerso en una intensa actividad política de lobby para alcanzar acuerdos e integrar la Junta Directiva del próximo año. En algunos momentos la situación se tornó tan tensa que, adentro y afuera del Congreso, ocurrieron situaciones muy lamentables e injustificables. Incluso, en algunos momentos se llegó a agresiones físicas y verbales entre diputados.
¿Por qué tanta importancia en la elección de la Junta Directiva? Me gustaría exponer algunos elementos que considero necesarios para entender el interés y la tensión que ha causado en el Organismo Legislativo.
El Congreso debe ser el espacio de discusión y debate de los principales problemas nacionales. Según la Ley Orgánica del Organismo Legislativo (LOOL), la Junta Directiva del Congreso está integrada por un presidente, tres vicepresidentes y cinco secretarios.
La elección de la Junta se hace anualmente, mediante planillas y por medio de votación breve, requiriéndose del voto favorable de la mayoría absoluta de los diputados. Los integrantes de esta junta ejercen su mandato por un año con posibilidad de reelegirse. La Junta Directiva tiene un papel de primer orden en la agenda política que se discute en el organismo, entre otras importantes funciones administrativas y financieras.
El contexto político en el Congreso ha estado marcado por dificultades para alcanzar acuerdos entre los bloques legislativos. Esta situación, que ha caracterizado a esta legislatura, se alimenta por una coyuntura política muy intensa, en la cual está presente una fuerte crisis institucional del Estado, los procesos de elección de los magistrados a la Corte Suprema de Justica y Salas de Apelaciones, así como las acciones que la Corte de Constitucionalidad ha tomado en relación con estos procesos, y la aprobación de los bonos y el presupuesto general del próximo año, entre otros elementos. Al final de todo, se consolidó el escenario en donde el Partido Patriota (PP), que se había venido a menos en los últimos días, recuperó aliento y logró acuerdos para integrar una Junta Directiva bastante afín. El PP logró el apoyo de los bloques UNE, CREO, PRI y los diputados independientes. Desplazando del tablero a la alianza que habían conformado los partidos Líder, UNE y TODOS, en la cual se perfilaba como candidato a presidente a Roberto Alejos, que regresó al Congreso, y quedaba fuera el PP.
La próxima junta directiva, de una u otra manera, le permitirá al PP tener cuotas de participación en el control de la agenda legislativa, tanto de este año, en donde aún está pendiente la aprobación de acuerdos que respalden las acciones del Ejecutivo, entre ellas los bonos y, muy probablemente, el presupuesto para el próximo año; así como el control de la agenda el próximo año, que se realizarán las elecciones generales, y que será un elemento determinante en la coyuntura política y legislativa del Congreso.
En este sentido, necesitamos un Congreso que sea el espacio de discusión de los debates nacionales. Es el momento oportuno para demandar a los partidos una agenda legislativa mínima, que atienda los principales problemas del país, y deje por un lado las diferencias partidarias electorales. La nueva Junta Directiva puede jugar un papel importante para lograrlo.

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