Opinión

María del Carmen Aceña

Congreso en la palestra

Elegimos a los congresistas cada cuatro años, de dos maneras: por medio de un listado nacional y los que corren por su respectivo distrito. El voto de los electores se basa en la lista de personas propuestas y en el partido en que participan.

El desafío es la práctica que se ha dado en los últimos años de “transfuguismo” o cambiarse de partido siendo diputados. Hay varias razones, pero la de mayor peso está vinculada con pertenecer a la organización que más le convenga al legislador, dependiendo la negociación política o de mantener a futuro su curul.

Actualmente en el Congreso participan 16 partidos políticos y un grupo independiente. A principios del año 2012 el Patriota inició con 57 diputados y a enero de este año tenía 55, institución que ha mantenido un número similar de diputados. Sin embargo, la UNE tenía 48 y en enero eran 8, versus Líder, que comenzó con 14 y luego pasó a 39. Todos, creado en 2013, tenía 18 y Creo pasó de 12 a 8. Los diputados independientes eran 10. El resto de partidos tenían entre uno y tres diputados. Actualmente esta confirmación ha variado, y semanalmente cambia.

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“El Congreso debiera de aprobar y controlar el presupuesto basado en resultados”.

En teoría debieran de legislar o desregular en función de los principios de su partido y con visión de país; sin embargo se norma en relación con los recursos a obtener. En el año 2012 fueron aprobados 35 decretos, 19 en 2013 y en este año van 21. Lo interesante es que, a pesar de seguir siendo los mismos diputados, su presupuesto vigente se ha incrementado: en 2012 era alrededor de Q693 millones y actualmente es de Q844. ¿En qué se están invirtiendo esos 150 millones extra? Posiblemente muchos de estos recursos se destinan a los asesores y los empleados del parlamento, quienes poseen un pacto colectivo suculento, ya que se les aumenta 10% del salario anterior todos los años. Es más, se desconoce exactamente cuántos empleados y asesores tiene el Congreso, órgano de fiscalización que no es transparente. Al final cada diputado le cuesta al país en promedio Q5.3 millones al año.

El Congreso debiera de aprobar y controlar el presupuesto de la nación basado en resultados. Sin embargo, en los últimos años algunos rubros del presupuesto terminan favoreciendo a varios diputados negociando el listado geográfico de obras, que si se hiciera un análisis de la rentabilidad de los proyectos posiblemente no saldrían favorecidos. También aprueban ampliaciones presupuestarias sin financiamiento que ponen en riesgo las finanzas del país. Otra práctica nefasta es que muchos diputados refieren personal para que trabaje en distintos ministerios. En varias oportunidades han forzado a funcionarios a contratar personas poco idóneas para distintos cargos.

En los últimos días la actuación de varios de los diputados ha sido bastante discutida. Muchos guatemaltecos deseamos que este organismo opere eficientemente. Demandamos inicialmente transparencia, compromiso y trabajo. Que no se entrometan en asuntos que no les competen. Son nuestros representantes, por lo tanto debemos exigir un comportamiento serio y responsable. ¡Urge un cambio de desempeño! ¿Qué opina de los diputados? ¿Qué cambios haría al Congreso?
Reflexión

* Publinews es ajeno a las opiniones vertidas en este espacio.

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