Opinión

#DíadelaNiña

María Luisa Méndez

El 11 de octubre se conmemora el Día Internacional de la Niña, las distintas realidades en el mundo y en un país tan diverso como el nuestro, nos muestran la desigualdad que existe entre hombres y mujeres, y lo más alarmante la situación en la que se encuentran las niñas. Según datos del ICEFI, En el 2014 Guatemala estará constituida por 7.45 millones de niños, niñas y adolescentes entre 0 y 17 años. De estos, un 36.2% tendrán cinco o menos años. Para el año 2011, se reportaron alrededor de trescientas mil niñas y niños trabajadores comprendidos entre los 10 y los 15 años de edad. Con respecto a su educación, resulta que una de cada diez niñas y adolescentes entre 11 y 19 años no ha recibido educación formal, mientras tres de cada cinco que asisten a la escuela (un 60.68%) tienen más edad de la correspondiente a su grado escolar. En el área rural una de cada cuatro adolescentes tiene como máximo grado aprobado 6º. primaria (ENJU, 2011).

Tal y como lo menciona en el recién informe publicado por UNICEF, son enormes los retos y desafíos que enfrentan las niñas, aunque existen avances en cuanto al acceso a una educación primaria para las niñas, sin embargo, subraya el informe que las niñas y adolescentes de la región siguen enfrentando discriminación, prueba de ellos son los datos alarmantes: “En promedio, 220 niños, niñas y adolescentes mueren cada día por causas relacionadas con la violencia doméstica. El 29% de las mujeres jóvenes se casaron o se unieron antes de los 18 años, de las cuales el 8 por ciento estaban casadas o en unión libre antes de los 15”. En Guatemala se reportan en lo que va del año más de 2000 casos de embarazos en niñas menores de 14 años.

Existen barreras que limitan el desarrollo de las niñas y adolescentes, empezando por cuestiones básicas que en el día a día son constantes luchas por vivir en espacios de amor, bienestar y protección encaminados a un futuro con mejores condiciones de vida y una vida digna para ellas. Por otro lado, un Estado que a pesar de los avances siguen siendo un Estado débil que no invierte en poblaciones más vulnerables como la niñez, adolescencia y juventud, siendo mayoría y representando una ventana de oportunidad con poder de decisión y aportación para cambiar la dirección de este país en aspectos de desarrollo.

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Un día propicio entonces para que el mundo reflexione y en especial los gobiernos atiendan las demandas que miles de niñas y adolescentes hoy por hoy expresan y sueñan con ser posibles, recordando el principio reconocido en la Convención de los Derechos del niño y en otros tratados internacionales “lo que es mejor para el bienestar y protección del niño y de la niña debe ser consideración primordial en cualquier acción que les afecte” El interés superior del niño y la niña debe ocupar el primer lugar en cualquier decisión tomada por cualquier actor público o privado, y el Estado debe asegurar que se cumpla.

 

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