Opinión

Luis Felipe Valenzuela

Bien por la CC

Escritor,  periodista y director general de Emisoras Unidas 89.7 @lfvalenzuela Escritor, periodista y director general de Emisoras Unidas 89.7 @lfvalenzuela

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Osado lo que hizo la Corte de Constitucionalidad al frenar el nombramiento de los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de las Salas de Apelaciones. Osado y valiente. E hizo bien el Congreso en no desconocer el fallo, pues corría el rumor de que no iban a acatarlo. Hubiera sido el colmo de la desfachatez. Y no faltan voces retrógradas o seniles que lo lamenten, las de siempre, claro. Esas que cuando los fallos de cualquier tipo les favorecen, los celebran y los alaban, aunque riñan con la ética más elemental. Es la de nunca acabar. Pero con todo y quienes defienden lo indefendible, una rendija se abre para darle respiración a este muro de oprobio.

Por lo menos se ha ganado tiempo. Edgar Gutiérrez lo escribió con lucidez en su columna: “La CC asume más un rol de guardiana de la gobernabilidad que de defensora de la Constitución. El dilema es cuando, en situaciones extremas, una (la ley) y otra (la gobernabilidad) no coinciden y hay que elegir”. En este caso, para darle una oportunidad al país, la CC optó por lo menos malo. Y lo hizo con coraje. Fácil habría sido salir por la puerta cómoda del recurso legalista.

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Mi apoyo para los cuatro magistrados que se atrevieron a resolver con ese criterio. Sin embargo, nada se ha ganado en concreto. Para amparar de manera definitiva a quienes exigen la anulación del proceso se necesitan pruebas. Pruebas que le otorguen bases a la CC para conceder el amparo definitivo. Lo cual, de producirse, sería histórico para un sistema podrido como este. Y daría algunas alas para intentar no perder esta batalla en la que nos jugamos la esperanza de una justicia independiente.

Como me dijo un abogado a quien aprecio y respeto, al comentar el descaro de la ilegítima operación política que marcó la selección y la elección de estas cortes: “Ni siquiera les importó guardar las formas”.

El cinismo fue más allá de lo que se tolera en una sociedad tan apática como la nuestra. Y es de recordar que semejantes maniobras sucias no son nuevas. Las cortes actuales llevan el sello del gobierno anterior. Y también de los malévolos cabilderos de siempre. Las componendas han sido la constante. Pero ahora las condiciones son diferentes del lado de quienes buscan fortalecer el correcto funcionamiento de la justicia.

Lo noté en el valiente respaldo de unos 50 jueces a la renuncia de la reelecta magistrada Claudia Escobar. Y fue obvio, asimismo, en el Encuentro Nacional de Empresarios (ENADE), ya que cuando desde el escenario se hizo el anuncio de que la CC había frenado el nombramiento de los nuevos integrantes de las cortes, el aplauso fue atronador y entusiasta, aunque seguramente no todos los asistentes en el salón vieran con buenos ojos la noticia. Para entonces, el vespertino “La Hora” ya había publicado que existe una grabación que implica al diputado oficialista Gudy Rivera en presiones a la sala quinta, que en resolución dividida terminó amparando al Partido Patriota. Presiones que, según la nota, se ejercieron precisamente contra Claudia Escobar.

Aclaro que no apruebo que se grabe a nadie sin su consentimiento, pero me parece que las condiciones en las que se desarrollan los acontecimientos de esta lucha por la independencia judicial, el lado más débil opta por las argucias propias de quienes detentan y abusan del poder, casi en defensa propia. Rivera no es tampoco el único parlamentario a quien se señale de actuar así. En todos los partidos se cuecen similares habas. Las aguas están agitadas. Es presumible que se haya invertido una suma considerable de millones en armar estas cortes que ayer no pudieron tomar posesión. Y es cierto también que entre los profesionales del derecho que figuran en estas, haya nombres de gente proba y valiosa, que de algún modo resulta pagando los platos rotos de un proceso que cumplió con la fachada de legalidad, pero que estuvo plagado de evidentes bajezas.

Me pregunto si esos abogados correctos que resultaron electos aceptarán llegar a sus puestos, pese a los innegables pactos de impunidad que han manchado este episodio. El fin no justifica los medios. Nuestro país urge de victorias ciudadanas. Cuatro magistrados constitucionales han dado el oxígeno temporal para seguirlo intentando. Ojalá que quienes han presentado los 80 recursos no los abandonen. Insisto: las pruebas son fundamentales. Igual, bien por la CC.

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