Opinión

María del Carmen Aceña

La dictadura de la pistocracia

 María del Carmen Aceña Investigadora Asociada CIEN María del Carmen Aceña
Investigadora Asociada
CIEN

Ante los sucesos políticos en los últimos días y el rechazo por algunos de éstos –en especial cómo se están aprobando las leyes en el Congreso relacionadas con los recursos económicos–, un grupo de amigos y periodistas iniciamos un debate por redes sociales a fin de entender qué está sucediendo con nuestro sistema político, la democracia y los valores de la sociedad.

Respecto de las formas de Gobierno y de Estado, Aristóteles señalaba que había al menos tres: la monarquía, la aristocracia y la democracia. En la monarquía, el poder dirigido al interés común corresponde a uno solo –monarca o emperador; la aristocracia, aquel en que se confía a más de uno– personas con recursos económicos y conocimientos; y la democracia, en el cuál la multitud gobierna para la utilidad pública.

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Sin embargo, advirtió que estas tres formas pueden degenerar: el reino en tiranía, la aristocracia en oligarquía, y la democracia en demagogia. http://goo.gl/jSzQUj

Las formas de gobernar al Estado han evolucionado, y en el siglo XXI se encuentran gobiernos democráticos, autoritarios y totalitarios. En el primero hay varias clasificaciones como la democracia directa, la semidirecta, la funcional y la representativa. La diferencia radica en quiénes o en qué delega el pueblo el ejercicio del poder.

Esto puede ser en normas, instituciones, corporaciones o autoridades electas. También se cuenta con gobiernos autoritarios que terminan en totalitarios donde el poder político no sólo controla “la vida política”, sino también la económica, la social y la privada; a extremos de dominar la conciencia por medio de la educación y los medios de comunicación, en búsqueda de lograr una ideología específica. Guatemala es concebida como una República, presidencialista, cuyo dirigente es escogido por vía del voto directo al igual que los integrantes del Congreso y los alcaldes.

Para optar por el poder político los ciudadanos se organizan en partidos políticos (o en comités cívicos), en principio con una ideología, y el reto se basa en convencer a los votantes que son la mejor opción. Democracia en que el pueblo delega el ejercicio del poder en mandos elegidos legítima y periódicamente.

Sin embargo lo que percibimos en el país es que la democracia ha degenerado en “pistocracia”. ¿Cómo se llega a esta conclusión? En primera instancia casi todos los partidos políticos no poseen una ideología definida y sus integrantes, en especial en el Congreso, no actúan en función de sus fundamentos ideológicos, sino que alrededor de los recursos económicos que están disponibles –el pisto. Vemos como los parlamentarios se cambian a los distintos partidos (los tránsfugas), la mayoría de veces donde hay más recursos y posibilidades de ganar. ¿De dónde viene el dinero? Este llega de varias fuentes, en su mayoría ilícitas, como de corrupción y crimen.

Las campañas políticas ya sólo se concentran en la compra de voluntades, por medio de clientelismo –regalos y dinero- y de mercadeo político. Pareciera que la competencia del poder político va por los recursos públicos, en exclusiva para recuperar y multiplicar su inversión previa, razón por la que no hay ni siquiera interés de contar con una agenda de país, servir a los guatemaltecos y desarrollar nuestra nación. Además las personas honradas no tienen incentivos de participar, debido a que convivir con este sistema destruye la ética y los ideales de civismo.

¿Qué hacemos para romper con esta dictadura? Un análisis serio y contundente es determinante. Identificar estas prácticas y a sus líderes es vital. ¿Conoce algún político que no corra por el pisto?

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