Opinión

Alejandro Maldonado

Necesidad de gestión integral de riesgo

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El sistema de baja presión surgido frente a la costa de México, a la altura de Puerto Ángel, en el océano Pacífico, durante el sábado 31 de mayo evolucionó a depresión tropical 2-E el día lunes y se fortaleció ayer convirtiéndose en la tormenta tropical “Boris”, dejando a su paso fuertes lluvias en casi la totalidad del territorio guatemalteco, afectando a más de 140 mil personas y provocando daños, que van desde leves a graves en 178 viviendas, en 14 departamentos.

Además se incluyen derrumbes y deslizamientos que han afectado el tránsito en diversas carreteras del país. Este fenómeno natural ha dejado en evidencia que, en razón de su alta vulnerabilidad, es suficiente, una depresión tropical para que Guatemala se vea afectada seriamente.

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Afortunadamente, las acciones de gestión de riesgo, que incluyen prevención y mitigación, que se vienen implementando desde hace varios años por parte del Sistema CONRED, están rindiendo dividendos y, al día de hoy, no tenemos que lamentar la pérdida de vidas humanas como consecuencia de dicha depresión. Dentro de las acciones de prevención adoptadas por las autoridades, merece mención la suspensión de las clases en los centros educativos de nueve de los departamentos más afectados, en resguardo de la integridad de los alumnos.

Mientras tanto, es necesario enfatizar que la gestión integral de riesgo constituye, hoy por hoy, la mejor herramienta de que dispone el Estado guatemalteco para minimizar los efectos de los desastres naturales, que provocan daños anuales calculados en dos mil millones de quetzales. Pero para poder implementar adecuadamente la Política Nacional de Gestión de Riesgo y lograr una más significativa reducción de la vulnerabilidad de la población es indispensable que la sociedad en su conjunto colabore con las autoridades haciendo un frente común poniendo en práctica la prevención y la mitigación.

La gestión de riesgo debe ser puesta en práctica en todos los órdenes de la vida nacional. Desde la realización de un plan familiar de respuesta, que les permite a los integrantes de una familia estar preparados y responder adecuadamente ante una emergencia, hasta los planes escolares, empresariales e institucionales constituyen herramientas que los guatemaltecos pueden utilizar colectivamente para reducir su propia vulnerabilidad.

En ese gran escenario, resulta imprescindible que las recomendaciones emitidas por las autoridades del Sistema CONRED sean acatadas en la medida de lo posible para reducir los efectos adversos, pero también implementar las normas y los códigos para la construcción tanto de la infraestructura nacional como de las viviendas particulares ayudará sustancialmente a la reducción de las pérdidas ocasionadas a todo nivel por los desastres naturales.

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