Opinión

Nineth Montenegro

¿Hacia dónde va el país?

Foto. Pedro Orozco Diputada de Encuentro por Guatemala

Guatemala es un país con potencial inmenso, tiene tierras fértiles, el emprendimiento de los guatemaltecos es innegable, la capacidad de resistencia de la población es increíble. Como valor agregado Guatemala tiene el PIB más alto de Centroamérica (a pesar de ello no se ve reflejado en mejoría para la población más pobre).

Tiene otras ventajas fronterizas con México, lo cual les abre puertas a mercados apetecidos, en definitiva estos factores pueden ser un incentivo para el desarrollo del país. No obstante, estas fortalezas se conjugan con debilidades muy fuertes en su contra: Como la poca inversión en Educación formal e informal, Salud y Seguridad y en el frágil sistema de aplicación de justicia. Sumado a ello Guatemala no muestra signos de crecimiento económico, mantiene 3% y si comparamos con el crecimiento poblacional los saldos son negativos. Expertos en la materia insisten en que para despegar Guatemala necesitaría un 6% de crecimiento sostenido anual.

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Pero más allá de esas realidades hay un problema irresuelto históricamente que es a mi juicio el verdadero aguijón que no le permite a Guatemala avanzar y son esas posiciones enfrentadas, que son las menos, pero son las que pesan más, esas divisiones entre izquierda y derecha, buenos y malos, pobres y ricos, cremas y rojos.

Este es un problema que no permite hacer una apuesta en común en el largo plazo para sacar adelante al país. Limitan consensos hacia una nación fuerte y desarrollada que merecemos. La gran pregunta que muchos nos hacemos: ¿Hay salidas o nos resignamos a que nada pueda cambiar?

Mi criterio es que los caminos se hacen y las salidas se encuentran, porque se trata de tomar una decisión seria y rebasar estas posiciones, tenemos que unirnos y ponernos la camiseta de país, esto implicaría un frente amplio de diversos sectores estructurando juntos el país que necesitamos, que está en franco declive. Necesitamos de políticas públicas para reorientar la administración pública con énfasis en educación de calidad con alianzas estratégicas con el empresariado y las cooperativas para generar empleo especialmente para jóvenes.

En definitiva propongo un movimiento que revolucione los cimientos del país y que con dignidad hagamos reaccionar a la población y estoy convencida de que la suma de toda la gente emprendedora de este país dará resultados positivos.

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