Opinión

Johan Öberg

China ha llegado para quedarse

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Nuevos datos del Banco Mundial sugieren que China podría, en cuestión de meses, superar a Estados Unidos como la economía más grande del mundo. Si se demuestra que estas cifras son ciertas, el traspaso podría ocurrir mucho más temprano que los cálculos previos.

Estados Unidos ha sido la economía número uno del mundo desde 1872, cuando superó al Reino Unido. Sin embargo, la presencia de China como una superpotencia económica ha aumentado rápidamente durante las últimas décadas. No poco menos en América Latina, cuyo comercio con el país asiático aumentó en un asombroso 2,300 por ciento a 242 mil millones de dólares desde el comienzo del nuevo milenio hasta 2011.

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Como resultado de la dominación total estadounidense en la región llegó un alto en el camino. Siendo en gran medida el principal socio comercial para América Latina, Estados Unidos se enfrenta ahora a la competencia expansiva más feroz de los chinos. China ya ha superado a Estados Unidos como el principal socio comercial de países como Brasil y Chile.

En la última década, China ha sido el proveedor número uno de financiamiento en la región latinoamericana. Y considerando que la financiación estadounidense viene acompañada con condiciones difíciles, China ha estado persiguiendo a más de una nación con su política “sin ataduras”, dando, en esencia, lo que los latinoamericanos quieren. Esta iniciativa ha demostrado ser una manera ideal para conducir sus negocios. Luego de experiencias agonizantes tras recientes negociaciones con el FMI y el Banco Mundial, muchos países latinoamericanos son sensibles a la condicionalidad.

Por lo tanto, no es ninguna coincidencia que uno de los proyectos de infraestructura más grandes del planeta, la construcción de un canal nuevo y gigante a través de Nicaragua, sea conducido por una empresa oriunda de China. De concretarse, el canal cambiará profundamente la región en términos geopolíticos y económicos. Se espera que el canal cueste 50 mil millones de dólares y que sea de hasta tres veces el tamaño del canal de Panamá, que a su vez fue construido por Estados Unidos.

¿Pero la creciente influencia china es una buena noticia para los países de Latinoamérica? En su mayoría, definitivamente lo es. Pero, por supuesto, también hay inquietudes. Políticamente, muchos analistas apuntan al hecho de que la influencia china es una alternativa mucho menos democrática que la de Estados Unidos.

Económicamente, el hambre de los chinos por adquirir productos básicos no impulsa emprendimientos más sofisticados y con valor agregado de los productos latinoamericanos de bienes y empresas manufactureras. Combinado con la alta valoración de las monedas de la región, los fabricantes latinoamericanos están perdiendo competitividad en el mercado global. Este es un tema que el gobierno brasileño ha realizado y dirigido, y ya hay señales de una política de comercio chino más diversificada.

Sea como sea, China ha llegado a América Latina para quedarse.

 

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