Opinión

David Trads

La agonía del 11 de septiembre de Chile no desaparecerá.

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Nunca olvidaré la primera vez que oí sobre Víctor Jara, el cantante chileno y activista: Fue por el año de 1989, iba a verme con algunos compañeros en un bar en Bellavista, la zona artística de Santiago, cuando con el sonido de una guitarra se comenzó a oír lentamente una canción: “Te recuerdo, Amanda, la calle mojada corriendo a la fábrica donde trabajaba Manuel”.

Mientras escuchaba la canción (la cual es triste, ya que se trata de una ruptura de una pareja de clase obrera en Chile) vi lágrimas en la mejilla de uno de los estudiantes: “Esta canción me recuerda cada uno de los años oscuros de la era de Pinochet, ese fascista”, explicó Lina. “Mi tío era un profesor de tendencia política de izquierda que fue torturado por el régimen en 1973. No solo él, muchos otros familiares y amigos fueron asesinados, torturados, detenidos o exiliados”.

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Víctor Jara, cantante y compositor de “Te recuerdo, Amanda”, es uno de los símbolos más fuertes del golpe militar en Chile, el cual tuvo lugar hace 40 años. Jara fue uno de los primeros en ser detenidos, porque sus canciones eran parte del movimiento de Salvador Allende. Fue torturado en los sótanos de un estadio un par de días antes de que fuera arrastrado por el césped, donde los prisioneros podían verlo. Con su cabeza hinchada y sus dedos rotos, los guardias, burlonamente, le pidieron que empezara a tocar su guitarra. Jara comenzó a cantar “Venceremos”. Luego fue asesinado.

Estaba tan conmovido por la historia, que se la relaté a una empresaria chilena al día siguiente. Eliana no estuvo en absoluto entretenida. Al contrario: “Víctor Jara, Salvador Allende y todos esos comunistas eran peligrosos. Querían convertir a Chile en una dictadura, estilo soviético. Habríamos sido como Cuba –pobres y despreciados por el resto del mundo– si hubieran ganado ideas tan pequeñas como las de su amigo y cantante. Alabo a Dios por la existencia de Augusto Pinochet. Salvó a nuestro país. Es un gran patriota”, me dijo Eliana.

Esas dos experiencias –la primera, la de una estudiante izquierdista; la segunda, la de una empresaria derechista– eran contrarias, desde perspectivas muy diferentes y aún eran increíblemente apasionadas. Una adoraba a Allende, pero odiaba a Pinochet. La otra adoraba a Pinochet, pero odiaba a Allende. Lo interesante es que he conocido y oído la misma pasión cada vez que voy a Chile: están los chilenos que todavía apoyan o apoyaron a Allende –el presidente de izquierda, quien fue electo, pero destituido– o aquellos que apoyan o apoyaron a Pinochet –el general derechista, quien permaneció en el poder durante 17 años.

Nunca sabremos si los argumentos a favor de los partidarios al golpe militar de Pinochet son acertados: ¿Chile se hubiera convertido en una dictadura comunista si Allende hubiera continuado? ¿Habría llevado a un nivel mayor de nacionalización, tomado posesión de tierras, asesinado a un gran número de simpatizantes de extrema derecha y acercado al país en una alianza con la Unión Soviética? No lo sabremos, porque Allende fue expulsado de su cargo en el golpe militar del 11 de septiembre de 1973. Todos conocemos lo que pasó después: el régimen de Pinochet mató a miles de decenas de detenidos y exilió a otros miles de centenares. Pero también mejoró las condiciones de vida de los chilenos y estableció un marco impresionante de éxito económico que hoy hace de Chile uno de los países más ricos de América Latina. Ese es el argumento de defensa que los seguidores de Pinochet mencionan incluso hoy en día.

La elección presidencial que se está desarrollando es, en muchos sentidos, una vez más un referéndum al pasado: Michelle Bachelet, izquierdista y favorita para ganar la Presidencia; y Evelyn Matthei, principal contendedora de derecha; comparten un pasado dramático. El padre de Bachelet era un general superior que permaneció leal a Allende, mientras que el padre de Matthei era uno de los generales de la Junta de Pinochet. Pero esto no para ahí, porque durante las campañas presidenciales han surgido historias de que el padre de Matthei está vinculado con el asesinato del padre de Bachelet. La agonía de Chile de ese 11 de septiembre no desaparecerá.

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“Nunca sabremos si los argumentos a favor de los partidarios al golpe militar de Pinochet son acertados: ¿Habría llevado a un nivel mayor de nacionalización, tomado posesión de tierras, asesinado a un gran número de simpatizantes de extrema derecha y acercado al país en una alianza con la Unión Soviética?”

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