Opinión

Mirciny Moliviatis

Chef y presentadora de Tv del programa “Puro Chef” @mishamoliviatis

Cocinando para un evento hoy por la mañana vi una larga lista de ingredientes, un menú donde quería reflejar costumbres y sabores de Guatemala sin caer en los platos más tradicionales. Lomito con con “crust” de cacao, empanadas de pasta philo rellenas de un cremoso de loroco, pollo en amarillo, y así 20 platitos pequeños donde pudiera dar una muestra de ingredientes guatemaltecos.

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La historia del arroz es larga y complicada. Historiadores suelen coincidir en que el arroz llegó a Europa a través de la India. Al principio, el arroz no se utilizaba como ingrediente en la cocina, más bien era apreciado por su valor medicinal y conocido como un agente espesante. Gracias a los árabes se extendió por toda la península y la palabra arroz es un vocablo adaptado del árabe hispánico “arráwz”.

La historia del arroz con leche al investigarla me pareció sumamente interesante. Es un plato de origen español pero muchos dicen que se perfeccionó en el Perú. Si bien es cierto el arroz con leche fue traído a América por los conquistadores en todas las colonias desde la tierra de los aztecas, pasando por los mayas hasta llegar a la tierra de los incas.

Los españoles, a su vez, lo habían asimilado de los otros conquistadores, los árabes. Estos llevaron a la península ibérica el arroz, el azúcar y las especias. Este mestizaje no solo se limitó al intercambio de alimentos, técnicas culinarias, vajilla, utensilios, sino también a una nueva forma de percibir la comida.

La gula española hace su aparición en las mesas indígenas. Los conquistadores no solo comían para saciar su hambre, sino además por placer y deleite. Era la comida un motivo de festejo y de celebración, por lo que organizaban fiestas con los amigos, en donde se bebía y se comía en exceso. Esto contrastaba con la tradición indígena de comer poco y pausadamente, solo para aplacar el hambre. Tradición que queda arraigada y se vive en nuestros días las fiestas se celebran con comida y de la buena.

Yo le agrego un poco de crema montada a punto firme cuando ya está frío, de esta manera queda más cremoso. Aprendí este truco de una de mis maestras, la famosa repostera vasca Eva Arguiñano, hermana de Karlos Arguiñano. En La Antigua Guatemala lo he probado con pasas y con higos. Los sabores de nuestras tradiciones son una excelente muestra gastronómica que con mucha imaginación pueden ser el plato perfecto para cualquier evento.

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