Opinión

Rodrigo Martínez (Dreego)

Tecnozombies

Rodrigo Martínez (Dreego) dreego@bitegraph.com Rodrigo Martínez (Dreego)
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En estos tiempos modernos no es tan raro encontrarse con un grupo de personas reunidas en cualquier lado, enfocados atentamente en lo que sucede en las redes sociales a través de sus teléfonos móviles, en lugar de intentar tener una conversación amena entre el grupo.

Hay muchas personas que se mantienen pendiente de lo que ocurre en el mundo, irónicamente, por medio de la tecnología portátil, mientras se pierden de muchos sucesos y situaciones que pudiesen estar pasando enfrente de sus narices.

Hemos de aceptarlo, nos hemos vuelto unos tecnozombies.

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Existen estudios científicos que han comprobado que el tener dispositivos tecnológicos en la alcoba, puede incrementar potencialmente el insomnio en las personas, y tiene mucha razón: Es muy difícil “desconectarse” del mundo cuando tenemos un teléfono inteligente o una tableta cerca de nosotros notificando cada segundo de lo que sucede en nuestras redes sociales, o bien recordándonos de pendientes que consumen nuestro día a día. Así mismo, la constante exposición a la luz de dichas pantallas ha demostrado que puede provocar emociones negativas en el subconsciente.

Para contrarrestar esta epidemia de convertirnos en tecnozombies, es posible tomar algunas medidas que probablemente puedan ayudarnos a “desconectarnos” del mundo tecnológico, y conectarnos más con las personas que nos rodean y con quienes compartimos constantemente nuestras vidas.

Ideas tales como poner un canasto en la entrada de la casa donde la gente pueda depositar sus teléfonos, incluso volverlo una “estación de carga” para motivar a la gente a dejar cargando sus dispositivos, mientras comparten haciendo otras cosas distintas que no requieran dicha tecnología.

O bien, reubicar los cargadores de las tabletas y los celulares a otros lugares menos accesibles, como el closet o el baño, así poder darle a nuestro cerebro el descanso que se merece. Incluso, prohibir los aparatos en la mesa del comedor, y promover más la comunicación y diálogo, puede ser algo beneficioso y productivo para la vida social con la familia y amistades.

Personalmente un ejercicio que me funciona es limitar mis tiempos de ocio con la tecnología a manera de premio: Por cada 25 minutos que le dedico a hacer tareas de trabajo o personales, me permito 5 minutos posteriormente para poder utilizar mi teléfono móvil a mi gusto.

Haciendo esto un hábito, permito entonces aprovechar al máximo mi tiempo en las cosas que necesito hacer, y en las cosas que me gustan hacer. Los tiempos pueden ser variables, pero siempre hay que maximizar el tiempo de productividad y tratar de minimizar el tiempo de ocio.

El propósito de esto no es volvernos ajenos a la tecnología sino solamente evitar, con algunos ejercicios y hábitos, que la tecnología gobierne nuestras vidas y afecte nuestra salud y relaciones sociales.

¿A ustedes qué otras ideas se les ocurre para erradicar la plaga de los tecnozombies?

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