Opinión

María del Carmen Aceña

Oportunidades en 1,000 días

 María del Carmen Aceña Investigadora Asociada CIEN María del Carmen Aceña Investigadora Asociada CIEN

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Cada año nacen aproximadamente 400 mil niños en Guatemala. Lamentablemente la mitad tendrá desafíos de desnutrición crónica. ¿Qué significa esto? Que debido a no contar con una buena alimentación, salud primaria y cuidado adecuado de la madre, estos niños tendrán problemas de desarrollo físico y mental -crecimiento en su estatura y desarrollo de su cerebro-.

Este desafío no es nuevo; sin embargo, aún no logramos afrontarlo. Somos el país del continente con mayor desnutrición crónica, con un promedio nacional de 49.8%, con departamentos alarmantes como Totonicapán, Sololá y Quiché que alcanzan cifras mayores al 70%.

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Los estudios muestran que ciertas acciones en los primeros mil días desde que el niño está en el vientre de la madre hasta los dos años de edad (280 días de la concepción al nacimiento, más 720 días del nacimiento) contribuirían en gran parte a disminuir este mal.

Contar con lactancia materna, alimentación complementaria sana, buenas prácticas de higiene, suplementación de vitamina A, zinc y yodo, provisión de micronutrientes, desparasitación y vacunación a los niños, y suplementación de hierro y ácido fólico a las mujeres embarazadas, haría diferencia. La inversión promedio por niño sería alrededor de Q12 mil – Q4 mil por año.

Pareciera que el tema ha sido bastante discutido y tanto miembros del gobierno como integrantes de la sociedad civil han trabajado al respecto. Se cuenta con un pacto y un plan “Hambre Cero” que tienen como meta reducir en 10% la desnutrición crónica en los próximos tres años y evitar las muertes de desnutrición aguda. Ha surgido la Alianza por la Nutrición en apoyo a su logro y existe un equipo técnico que se reúne periódicamente para su avance. Para este año se asignaron más de Q400 millones para realizar “La Ventana de los Mil Días” en 166 municipios prioritarios.

Para lograr erradicar este problema, también tenemos que hacer otras intervenciones. Una evaluación realizada por el Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional (CONASAN), en julio del 2011, señala que disminuir el analfabetismo en mujeres mayores de 15 años juega un papel fundamental, así como estimular la generación de empleo y abatir la pobreza extrema. El estudio recomienda que el Estado invierta en servicios básicos de educación, salud, agua y saneamiento y además coordinar acciones interinstitucionales.

En los últimos 40 años, Guatemala apenas consiguió reducir 16% la desnutrición crónica. Hemos logrado apenas bajarla 0.4 por ciento, en promedio, anual. ¿Será que lo lograremos esta vez? La voluntad política pareciera estar, el apoyo de la sociedad civil también, los medios de comunicación desean participar, pero falta un elemento clave: la gestión por resultados.

En este sentido se recomienda crear un programa con un esquema novedoso de gestión como PRONADE y SIAS, que luego de la firma de los Acuerdos de Paz lograron atención de servicios de educación y salud primaria a casi toda la población. Este programa debería contar con una visión de largo plazo, contemplar a los mejores equipos técnicos y gerentes sociales del país, seguir la mejores prácticas, establecer metas claras, trabajar descentralizadamente, tener un sistema de monitoreo y evaluación, y lograr el aval de los partidos políticos. ¡Pasemos de la intención a la acción!

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