“Doña Mago”, una mujer de 55 años , despertó con ganas de luchar a pesar de las catastróficas circunstancias. Cansada de esperar la ayuda gubernamental tras el paso del poderoso huracán Otis por el puerto mexicano de Acapulco, animó a sus vecinos a limpiar casas y retirar escombros.
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Con casi 780.000 habitantes, este popular balneario del estado de Guerrero (sur) registraba por la mañana al menos 39 muertos y luce devastado por ese meteoro, que llegó la madrugada del miércoles como categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson.
“Vamos a luchar por nosotros”, declara a la AFP Margarita Carmona, conocida en su barrio como “Doña Mago”, después de trocear árboles caídos junto con su yerno y otros residentes.
Carmona y sus vecinos viven en Puerto Marqués, una playa popular en Acapulco dedicada al turismo y a la pesca que fue arrasada por Otis.
“Quiero venirme a mi casa así como esté. Me ha tomado mucho tiempo construir mi casita”, dice “Doña Mago” mientras observa los despojos de la vivienda que comparte con su hija y sus nietos.
Por allí está también Julián Matadama, un trabajador de la construcción de 52 años, quien saca lodo y escombros ayudado por otros moradores, mientras un grupo de mujeres retira lo queda de los techos de lámina de sus casas.
Tras el golpe del huracán, un sentimiento de abandono inundaba a los pobladores de la zona, quienes suplicaban por ayuda gubernamental, la cual apenas empezó a ser distribuida este sábado.
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“Estamos necesitando ayuda. No nos queremos ver las heridas que tenemos en los pies para que no nos acobardemos y sigamos saliendo (a buscar alimentos) para los niños”, dice con mirada acongojada Matadama mientras carga a su hijo menor.
De su lado, un pescador lamenta que deben enfrentar solos la tragedia. “No hay forma de que te alimentes, no hay forma de tomar agua”, reclama.
Sin turistas
Los restaurantes que el martes todavía ofrecían mariscos y cervezas en Puerto Marqués están en ruinas y numerosas embarcaciones siguen perdidas o volteadas en el mar. No tienen luz ni telefonía y alimentos y agua escasean.
Omar Flores visita el pequeño restaurante familiar que funcionaba junto a la playa.
El lugar milagrosamente sigue en pie aunque perdió el techo y la cocina está devastada. Las neveras sin electricidad contienen algunas botellas de agua y cervezas, que Omar resguarda para evitar que sean robadas luego de registrarse saqueos a supermercados.
Ahora teme que pasen meses para que los visitantes regresen al puerto. “Va a ser otro golpe duro para todas las personas que trabajamos en la playa. No vamos a tener turistas. ¿Cómo le vamos a hacer? Nada más de pensar cuánto dinero se necesita para levantarte, ¿de dónde sacarlo?”, se pregunta.
Juana Flores, de 68 años, seca al sol las prendas primaverales que vende a los turistas. Lamenta que Otis además haya golpeado previo a la fuerte temporada decembrina.
“Con la poca mercancía que quedó vamos a trabajar, no queda otra. No sabemos qué va a pasar”, dice resignada.
Lejos de la época dorada
Acapulco tuvo su época dorada en los años 50 y 60, cuando el jet set internacional se daba cita en sus lujosos hoteles.
Aquí pasaron su luna de miel el presidente estadounidense John F. Kennedy con Jacqueline, la actriz Elizabeth Taylor se casó por tercera vez, el actor Johnny Weissmüller -que encarnó el personaje “Tarzán” más popular- tuvo una residencia y fue escenario de una película de Elvis Presley, aunque “El Rey” del rock jamás pisó este puerto.
Sus playas inspiraron al músico-poeta Agustín Lara a escribirle canciones de amor a la diva del cine mexicano María Félix.
Son emblemáticos los atardeceres en la bahía o el espectáculo de La Quebrada, donde osados clavadistas se lanzan al mar desde un peligroso acantilado.
Centros nocturnos como el Baby’O, favorito del cantante Luis Miguel, viven en el recuerdo de turistas mexicanos y extranjeros.
En 1997, Acapulco fue azotado por el huracán Paulina y registró más de 200 muertos. Y si bien logró resurgir, una década después la violencia del narcotráfico ahuyentó al turismo de altos ingresos.
Con una fuerte inversión y eventos como el abierto mexicano de Tenis, con jugadores reconocidos como el español Rafael Nadal, el puerto estaba nuevamente al alza. En febrero, el gobierno anunciaba una ocupación hotelera de 75%.
Pero ahora, playas como “Revolcadero” están plagadas de escombros, basura, animales muertos y hasta artículos de quienes estaban en hoteles o departamentos
Algunos guardias recorren el emblemático hotel Princess, mientras otros establecimientos están alertas ante posibles pillajes.
“El condominio ya está saqueado”, advierte un letrero al exterior de un edifico. “Personal doméstico, no te arriesgues a revisar, todo está destruido y colapsando”, añade.
Según la consultora Enki Research, especializada en fenómenos naturales, Otis deja daños por unos 15.000 millones de dólares.