El papa Francisco celebró nuevamente, y tras dos años de no hacerlo, la Santa Misa de Resurrección desde el atrio de la Basílica de San Pedro con una plaza copada de peregrinos y fieles.
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Esta es la primera vez en que la Eucaristía se celebra por el Santo Padre en este lugar y con fieles presentes desde la llegada del Covid-19 al mundo.
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Eucaristía de Resurrección
La celebración de la misa de Pascua comenzó con el rito del “Resurrexit” en la explanada de San Pedro, decorada con 40 mil flores traídas de Holanda.
La primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, recuerda las palabras de Pedro: “Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén”, para luego decir que es “juez de vivos y muertos” y que “que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados”. “Aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra”, invita la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses, porque “Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él”.
Tras el canto de la Secuencia Pascual, se proclamó el Evangelio de Juan en latín y griego, que narra el descubrimiento de la tumba vacía y el desconcierto de los discípulos por no haber entendido aún la Escritura, “que iba a resucitar de entre los muertos”. El Papa y la asamblea guardan silencio tras el anuncio de la Palabra de Dios.
“Pascua de Guerra”
El papa Francisco llamó a que los líderes de las naciones “escuchen” el clamor por la paz en una “Pascua de Guerra” en la que se refirió a una Ucrania “martirizada” por el conflicto.
“Hemos visto demasiada sangre, demasiada violencia”, dijo el papa en su tradicional bendición “Urbi et Orbi”.
El papa argentino pidió a los fieles que no se “acostumbren a las guerras”.
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“Comprometámonos todos a pedir la paz con voz potente, desde los balcones y en las calles”, exhortó a la multitud que respondió con aplausos.
El líder espiritual de unas 1.300 millones de católicos insiste desde hace semanas en la necesidad de una paz para Ucrania, tras la invasión que sufre el país desde el 24 de febrero por las tropas Rusas.
“Llevo en el corazón a las numerosas víctimas ucranianas, a los millones de refugiados y desplazados internos, a las familias divididas, a los ancianos que se han quedado solos, a las vidas destrozadas y a las ciudades arrasadas”, dijo el pontífice.
El papa también celebró que “en medio del dolor” no faltan “signos esperanzadores, como las puertas abiertas de tantas familias y comunidades que acogen a migrantes y refugiados en toda Europa”.
* Con información de Vatican News y agencia AFP.