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La vida nos cambió: Guatemala, a 6 meses de la pandemia

Luto, incertidumbre, nuevas costumbres de cuidado, lucha y desempleo son algunas de las consecuencias de la pandemia del Covid-19 en Guatemala. El próximo domingo se cumplirán seis meses de que esa enfermedad llegó al país.

La crisis sanitaria causada por el coronavirus SARS-CoV-2, que comenzó en noviembre de 2019 en el mundo, impactó en Guatemala el 13 de marzo de este año.

A partir de ese momento, la vida de los guatemaltecos cambió. Esto incluyó la adopción de diversas costumbres para privilegiar la contención del Covid-19.

De acuerdo con los estudios, se trata de una enfermedad de contagio, es decir que se debe tener contacto directo con una persona infectada para adquirir la cepa que la produce.

Recomendados

Así, las autoridades buscaron los mecanismos para evitar las aglomeraciones a partir del primer caso positivo que se reportó en el territorio nacional. Al principio se emitieron recomendaciones, que posteriormente se convirtieron en obligaciones a costa de recibir sanciones judiciales.

Algunas de estas son el uso de mascarilla para cubrir la boca y la nariz cuando se permanezca en un ambiente de uso público, así como el constante lavado de manos con agua y jabón o con alcohol en gel.

No obstante, la ciudadanía creó sus propios métodos de protección.

Víctor Flores explicó que comenzó a trabajar desde su casa porque la empresa para la cual labora decidió que se restringiría el uso de las instalaciones para evitar un contagio masivo.

Entre las medidas de seguridad que Flores adoptó se encuentra no permitir que ninguna persona que no sea de su familia ingrese a su vivienda.

Además, cada vez que sale de su casa, lleva alcohol en un recipiente y lo rocía en cada objeto que pudiera tocar: la puerta, la llave, el timón del vehículo, etc.

“Uno se acostumbra a llevar estas cosas, la mascarilla, los guantes, el alcohol. Es como cuando antes se buscaban las llaves de la casa o la billetera”, afirmó.

Uso de la tecnología

Las reuniones a distancia, con el uso de la tecnología, es otro cambio causado por la crisis sanitaria.

“Hemos celebrado algunos cumpleaños y otras festividades por medio de videollamadas. Algunas veces nos ponemos de acuerdo con lo que vamos a comer, pero otras veces no y hemos visto cómo algunos tienen carne o pizza, por ejemplo, mientras que otros tienen un plato con frijoles”, dijo Silvia Jiménez.

Ella afirmó que el momento más especial para su familia es la celebración del Día de la madre, ya que con sus hermanos, primos y tíos consienten a su mamá, tías, abuelas, y a cada una de las madres.

Tanto Flores como Jiménez coincidieron al afirmar que por el momento ningún integrante de sus respectivas familias se ha contagiado.

Con los adultos mayores tienen especial cuidado, pues no les permiten salir a la calle a menos que se trate de visitas con el médico, pero si se pueden hacer los arreglos para que las consultas se realicen en la casa, prefieren hacer el esfuerzo.

Temor y seguridad

Rosario Caal explicó que ella está segura de los cuidados que da a sus hijos, esposo y otros familiares, pero que siente temor de que alguno se contagie con el nuevo coronavirus cuando realiza alguna actividad afuera de la casa.

Para Caal es preferible ir a la tienda o a cualquier otro negocio mientras se pueda evitar que cualquiera de sus familiares salga y se enferme.

“Me acostumbré a hacer cola, a que me midan la temperatura, a que me den alcohol en gel para limpiarme las manos”, detalló.

La entrevistada dijo que en su casa no había servicio de internet, pero que después de unas semanas decidieron contratarlo porque por medio de eso podrían desarrollar varias actividades prioritarias, como el trabajo o los estudios.

“Con eso tengo la seguridad de que ninguno de mis hijos se enfermaría por ir a la casa de algún vecino a utilizar el internet. A mí también me sirvió bastante, porque aprendí a hacer videollamadas y otras cosas y ahora puedo, sin pedir ayuda, llamar a mis familiares que están en Estados Unidos”, destacó.

Nuevo reto

Ileana González es una de las personas que se quedó desempleada al inicio de la pandemia del Covid-19.

Ella contó que la agencia de viajes en la que trabajaba tuvo que hacer recortes, pues el sector turístico fue uno de los más afectados por la crisis sanitaria.

“El gobierno dijo que iba a ayudar a las personas desempleadas, pero no fue así. Tuve que emprender un negocio propio porque debo cubrir algunas necesidades de mi hija. Lo positivo de todo esto es que he disfrutado a mi bebé y a mi familia”, explicó.

González es optimista y espera poder emplearse en los próximos meses a pesar de que sabe que la nueva enfermedad agravó la tasa de desempleo en Guatemala.

¿Cómo seguir luchando?

La familia Rivera aún no supera la muerte de Humberto, un padre de tres hijos y abuelo de cinco nietos. Él murió en su casa la noche del sábado 9 de mayo.

Su partida ocurrió de “un día a otro”, pues comenzó con síntomas de Covid-19 el lunes 4, el mismo día en que se hizo el hisopado para confirmar la enfermedad.

En el hospital de Mixco al que acudió lo mandaron a guardar reposo, a no tener contacto con sus familiares y a someterse a un aislamiento de 14 días mientras le daban el resultado.

“Mi hermano murió antes de que confirmaran que era positivo. No nos pudimos despedir de él. El único que lo acompañó al cementerio fue su hijo”, contó Silvia Rivera.

Datos

  • El Covid-19 es una enfermedad de contagio. En Guatemala, hasta el miércoles, se contabilizaban más de 80 mil casos.
  • El Ministerio de Salud recientemente distribuyó a la red hospitalaria 120 mil pruebas de antígeno, las cuales fueron adquiridas para detectar el virus.
  • Se ha informado que el Laboratorio Nacional de Salud tiene la capacidad de realizar tres mil pruebas de Covid-19 al día.

Por Saira Ramos y Jerson Ramos.

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