Los pájaros (1963)
Al estilo de todas las rubias glaciales de Alfred Hitchcock, Tippi Hedren era la protagonista que se destacaba por su elegancia única (recordemos los fabulosos vestidos de tul de Grace Kelly en Rear Window). En esta ocasión, la actriz luce lo más exquisito de la moda de esa época que finaliza todo lo que se vio en los años 50 : perlas, abrigos de visón, vestidos minimalistas y conjuntos de chaqueta monocromo, como el verde que es ya un ícono. Edith Head, una leyenda del diseño de vestuario, fue quien diseñó este traje (ella también diseñó para otras películas del actor británico) y ya es una pieza atemporal.
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The Rocky Horror Picture Show (1975)
No hay película que haya inspirado tanto la moda como esta, ya que recogía todas las tendencias de la época: el glam, la androginia, el maquillaje rechinante de los setentas. Tim Curry bordea a un ícono de la década (Freddie Mercury en su etapa glam más temprana, a quien le ofrecieron el papel y lo rechazó), reinterpretándolo a niveles más exagerados y dándole su propio sello. También, claro, mezclando su look con el punk rock, que comenzaba su auge estético y musical. Asimismo, el maquillaje fue creado por Pierre La Roche, quien maquilló alguna vez a Mick Jagger y David Bowie. Esta película, ícono camp, ha inspirado colecciones de moda, que van desde la marca de maquillaje MAC hasta la marca de ropa Underage, entre otras.
Beetlejuice (1988)
Lydia Deetz, interpretada por una Winona Ryder entonces adolescente, es la chica gótica por excelencia, que no solo hace de sus peinados un statement: también lleva tules al estilo Giambattista Valli y velos que recuerdan también a la estética de los protagonistas de American Horror Story: Coven. Esa estética retorcida y oscura la interpretó Aggie Guerard Rodgers, quien creó el arquetipo opuesto a las adolescentes de entonces, rubias, llenas de neón y brillo. Tanto los trajes de ella como el de Beetlejuice, interpretado por Michael Keaton, también ha inspirado piezas, como las que se vieron en 2013 con Lanvin y Commes des Garcon, por ejemplo.
Jóvenes Brujas (1996)
Sarah y sus amigas son el reboot de toda esa moda oscura de los años 90. Sus chokers, gafas de colores, jardineras, mallas y botas se han puesto de moda otra vez, juntas o por separado, para colocar a estas cuatro jóvenes hechiceras como íconos de estilo inmediatos. Deborah Everton fue quien diseñó el vestuario de esta película y así subvirtió la idea del uniforme católico para darle a cada chica su personalidad. Todas las piezas fueron pensadas para ser fácilmente adquiridas por las adolescentes. Por otro lado, uno de los personajes más amados (y el más perturbador de la película) es Nancy, interpretada por Fairuza Balk, quien es la que tiene los statements más marcados con sus labios negros ,wet hair, collares, botas puntudas y corsés, así como un abrigo de PVC que hoy genera admiración, así como todo su estilo. Pero en ese momento, se pensó en crearla como alguien que espantara a la gente, cosa que no pasa en la actualidad.
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El demonio neón (2016)
Elle Fanning personifica a Jesse, una modelo que literalmente termina devorada por la industria de la moda, en un argumento cargado de simbolismos y oda al canibalismo, vampirismo y el paganismo, entre otros relatos. La historia de esta aprendiz de maniquí altamente corruptible pasa de una protagonista vistiendo como una Lolita a una modelo vestida de alta moda, consumida por su narcisismo que al final la depreda, en imágenes que parecen fotogramas de una editorial. Erin Benach fue la diseñadora de vestuario, que usó marcas como Armani y Saint Laurent para recrear esa atmósfera oscura y sofisticada de la película, donde Jesse destaca con sus looks etéreos en medio de los atuendos más elaborados de sus compañeras. También hay muchas referencias al fotógrafo Steven Klein.
In Fabric (2018)
No eres necesariamente una víctima de la moda al comprar todo lo que te ofrezcan las tendencias: en In Fabric, un vestido puede literalmente matarte. Esa es la premisa de esta película británica estrenada el año pasado, en el que un vestido escarlata se cobra varias víctimas como si del mismo psicópata de “Scream” se tratara. Este vestido escarlata, poseído por un espíritu en pena, es constante para matar a sus nuevos propietarios y aunque nunca se revela su verdadera naturaleza demoníaca, el desarrollo del filme muestra cómo puedes llegar a ser devorado por tus deseos y ser esclavo de ellos. Hasta el Infierno.
Suspiria (2018)
Este remake de la película de Darío Argento de 1977, se sitúa también en el Berlín Federal, en una academia de danza gobernada por brujas. Pero aparte de la trama, lo que cautivó a público y crítica fue cómo se construyeron los trajes de danza y los del aquelarre. Giulia Piersanti, que ya trabajó antes en la industria de la moda, fue quien diseñó los trajes de cada personaje, a mano y no quiso recrear una época tal cual era, sino que se basó en los figurines de Sibylle, revista de moda de la Alemania de la época, para tener su propia interpretación. Ella también creó vestidos con extensiones humanas reales y se inspiró en las construcciones de silueta de la legendaria diseñadora Madame Grès. Y todo este trabajo, por ejemplo, se puede apreciar esplendorosamente en dos casos particulares: los trajes que se usan sobre escenario y los vestidos de Tilda Swinton en sus caracterizaciones brujeriles son una delicia visual.