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Nuevo traje espacial ruso amenaza tradición de ¿orinar en una rueda?

Los lanzamientos de naves Soyuz están precedidos de muchos otros rituales, pero este nuevo traje "atenta" contra esa que fue impuesta desde el primer viaje.

Rusia presentó este jueves un nuevo traje espacial para sus cosmonautas que amenaza una tradición.

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Su diseño podría poner fin a una tradición, de varias décadas, que consiste en orinar en una rueda del autobús que los lleva hasta el cohete antes del despegue. ¿Es en serio?

El prototipo del traje Sokol-M fue presentado al público en un salón aeroespacial, MAKS 2019, cerca de Moscú.

Se prevé que reemplace a los trajes utilizados en los lanzamientos de cohetes Soyuz hacia la Estación Espacial Internacional (ISS).

Según su fabricante, la empresa aeroespacial rusa Zvezda, está confeccionado con "nuevos materiales", y es adaptable a la corpulencia de cada usuario. Mientras que en la actualidad, son modelos hechos a medida de cada cosmonauta.

¡Sin bragueta!

El nuevo modelo no tiene bragueta, lo que impedirá a los cosmonautas cumplir con un ritual inaugurado por Yuri Gagarin, el primer humano en realizar un vuelo al espacio, en 1961.

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Aquel primer cosmonauta soviético se vio "urgido" justo antes de partir hacia el espacio y estuvo obligado a orinar, cosa que hizo sobre la rueda trasera derecha del autobús que lo llevaba hasta el punto de lanzamiento.

Este gesto ha sido repetido en homenaje al pionero en el espacio y para traer buena suerte antes de despegar a cada cosmonauta, masculino, claro. Las mujeres no se ven obligadas a seguir esta tradición, pero algunas llevan consigo un frasco con orina reciente y rocían la rueda en cuestión.

No obstante, el fabricante advirtió a las agencias rusas que el diseño del nuevo traje podría "adaptarse" para así poder mantener el ritual.

Más rituales

Los lanzamientos de naves Soyuz están precedidos de muchos otros rituales como, por ejemplo, la proyección la vìspera del despegue de un clásico del cine soviético de los años 1970 (White sun of the desert, traducido como Sol blanco del desierto). El día del vuelo, los cosmoautas primero firman sobre la puerta de su habitación de hotel, y después brindan con el personal.

Por superstición, no se les permite presenciar la colocación del cohete lanzador en el lugar de la torre de despegue. Pero no tienen porqué preocuparse: el cohete es bendecido por un sacerdote cristiano ortodoxo, de acuerdo a otra tradición instituida en 1993, después del desmembramiento de la Unión Soviética (URSS).

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