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El fenómeno Greta Thunberg

Jóvenes de EE. UU. nos cuentan cómo se inspiran en la activista sueca y su campaña contra el cambio climático.

Carteles escritos a mano y decorados con dibujos de flores en los que se podían leer “Bienvenida Greta” y “Eres mi heroína”, junto con algunos más dramáticos en los que se veía a la Estatua de la Libertad ahogándose debido a los efectos del cambio climático, fueron algunos de los mensajes que recibieron el miércoles en un puerto de Nueva York a la activista medioambiental sueca Greta Thunberg, quien a sus 16 años decidió cruzar el Atlántico en un velero, evitando así contaminar durante su viaje que hoy la tendrá protestando frente a la sede de la ONU.

La mayoría de los fans de esta adolescente, que se ha atrevido a decir a los congresistas de varios países europeos que tienen que entrar en pánico porque los efectos del cambio climático van a ser inminentes, tampoco han cumplido la mayoría de edad.

Luke Dakota, quien tiene 12 años –aunque señaló a Publinews Internacional que solo faltan unos días para su cumpleaños– se desplazó al muelle deportivo North Cove Marina en Manhattan junto con una compañera de clase para conocer a su ídolo.

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“Greta es joven, pero ha conseguido crear un gran impacto en el mundo. Además, no es modesta y no se calla. Es muy poderosa y una líder”, detalló el muchacho neoyorquino con una pancarta con el dibujo de la cara de Thunberg y su mensaje “No quiero tu esperanza, no quiero que tengas esperanza. Quiero que entres en pánico…. y actúes como si la casa estuviera en llamas”.

Mientras que a la universitaria Iliana Walsingham-Johnson la activista europea le evoca “inspiración”, ya que cree que Thunberg se ha convertido en “una gran voz” de su generación porque es capaz de decirle a los políticos que no ignoren a los jóvenes, pues son ellos los que van a tener que vivir con los efectos del cambio climático.

Idea con la que también coincide la adolescente californiana Clarabel Moes, quien además cree que su generación va a ser la encargada de “grandes cambios”.

Rostros adultos

Entre quienes recibieron bajo la lluvia a Thunberg también se podían observar varios rostros adultos. Como es el caso del arquitecto retirado de 68 años Jeff Kraus, quien cree que el mensaje de la joven sueca –a quien describió como la Juana de Arco del siglo XXI– va dirigido a “todo el mundo que respire aire y beba agua”.

“Mi generación tiró la pelota y esta generación más joven está aquí para señalar nuestros errores y nuestra falta de energía y atención”, apostilló el neoyorquino.

Al llegar a la altura de la Estatua de la Libertad, Thunberg fue escoltada por una colorida flota de 17 barcos de las Naciones Unidas, que representan el mismo número de Objetivos de Desarrollo Sostenible que la ONU quiere ver cumplidos para el 2030.

Llegan a tierra

Tras pisar tierra firme después de haber pasado más de 14 días en el océano, Thunberg dijo que aún podía sentir que el suelo se movía bajo sus pies y explicó que decidió llevar su voz al continente americano porque la lucha contra el cambio climático va más allá “de las fronteras y de los continentes”.

“Es una locura que una joven de 16 años tenga que atravesar el Atlántico para hacer una propuesta, no quiero que todo el mundo haga eso”, bromeó Thunberg en su comparecencia a los medios y dijo que en este viaje se “enfocará” en propagar información sobre la urgencia del asunto medioambiental.

La adolescente aprovechará su visita a Nueva York para protestar hoy ante la sede de la ONU junto con un grupo de jóvenes activistas, así como para participar el próximo 23 de septiembre en la Cumbre de Acción Climática organizada por Naciones Unidas.

Este es solo el principio de su viaje por América, pues la activista, que este año no asistirá a la escuela, también irá a Canadá, México, Uruguay y, finalmente, Chile, país austral donde en diciembre asistirá a la Conferencia de las Partes (COP 25).

En su travesía por el Atlántico, Thunberg viajó en una nave equipada con paneles solares y turbinas subacuáticas que permiten utilizar electricidad a bordo sin emitir dióxido de carbono. Pero en sus futuros traslados por América la joven viajará en tren, autobuses y “tal vez” se vuelva a subir a otro barco.

 

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