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¿Se pueden bombardear los huracanes?

Trump habría sugerido explorar si las armas nucleares podrían ayudar a destruir los huracanes. Publinews Internacional investiga por qué no es la mejor idea y qué otras opciones hay sobre la mesa

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) ha declarado recientemente que la supuesta sugerencia del presidente Donald Trump de bombardear huracanes con armas nucleares para interrumpir su formación "no es una buena idea", y que puede causar "problemas ambientales devastadores".

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"Durante cada temporada de huracanes, siempre hay sugerencias de que uno simplemente debe usar armas nucleares para destruir las tormentas", comentó Chris Landsea, director de ciencia y operaciones del Centro Nacional de Huracanes, en un blog del portal de la Agencia.

Según Sharon Squassoni, profesora de investigación de la práctica de asuntos internacionales del Instituto de Política Internacional de Ciencia y Tecnología, sería imposible predecir de antemano qué tormentas tropicales se convertirían en huracanes para evitar su formación.

"Se necesitaría demasiada energía, incluso con armas nucleares, para interrumpir la formación de un huracán, y los vientos exacerbarían la propagación de la radiactividad", explicó Squassoni a Publinews Internacional.

"Soy una experta en armas nucleares, no en huracanes, así que me remito a la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos sobre por qué la física no funciona".

"Los tiempos cambian"

La experta añadió que "la especulación sobre el uso de armas nucleares para modificar el clima se ha limitado principalmente al sector público, ya desde 1956".

"En una conferencia de 1959 sobre los usos científicos de las explosiones nucleares, un funcionario de la Oficina Meteorológica de Estados Unidos y otro de la Corporación Sandia (un laboratorio del complejo de armas nucleares propiedad del gobierno y operado por contratistas) presentaron documentos sobre cómo se podrían utilizar las explosiones nucleares para desviar o disipar los huracanes o modificar el clima, pero ambos destacaron la naturaleza especulativa de sus análisis", explicó.

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"El proyecto Plowshare, un programa que duró de 1957 a 1975, cubrió principalmente aplicaciones industriales de explosiones nucleares (excavación, etc.)".

"Los tiempos cambian y, gracias a Dios, las malas ideas se desvanecen. Aunque en los primeros decenios de la era atómica se hizo un sincero esfuerzo por considerar las aplicaciones pacíficas de las explosiones nucleares, se reconocieron cada vez más los graves costos que entrañaba seguir ese camino", dijo Squassoni.

"Aunque el Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970 no prohíbe las explotaciones nucleares con fines pacíficos, la norma contra los ensayos nucleares se ha fortalecido con el tiempo. Nadie en el gobierno de Estados Unidos debería poner en peligro eso, ni siquiera el presidente Trump", concluyó.

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