“Tienes que darte cuenta de que el fabuloso crecimiento de los últimos dos siglos es una historia corta. Está directamente relacionado con la explotación de los combustibles fósiles”, dice Yves-Marie Abraham, profesor del Departamento de Gestión de HEC Montréal, donde imparte un curso de maestría sobre el declive sostenible desde 2013.
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Este movimiento, que comenzó a principios de la década de 2000, pretende ser una estrategia de salida para el sistema capitalista.
“Nos hemos convertido en esclavos del consumo”, dice Karel Mayrand, director ejecutivo de la Fundación David Suzuki. Una situación que, además de contribuir al endeudamiento de la población, está agotando silenciosamente los recursos del planeta, según cree.
“El sistema capitalista nos ha separado unos de otros y de la naturaleza”, señala el comunicador científico Jéremy Bouchez, cofundador del Festival del decrecimiento en Montreal, Canadá.
Recursos locales
Jéremy Bouchez está encantado con las numerosas iniciativas que se han puesto en marcha en los últimos años para promover el reparto y la reducción de residuos.
“Una de las principales propuestas de decrecimiento ya no es desarrollar altas tecnologías, sino tecnologías bajas, que puedan ser fácilmente fabricadas por sus usuarios con bienes que se pueden encontrar localmente”, señala Abraham.
“Si hay más gente produciendo sus verduras en lugar de comprarlas en la tienda de comestibles, encaja en este movimiento”, señala Louis Marion, autor de varios libros sobre el movimiento de declive.
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Más allá de las acciones individuales, los gobiernos también tienen un papel que desempeñar para ayudar a reducir la huella ecológica de nuestra sociedad, señalan los actores consultados por Publinews Internacional.
Mientras algunos proponen la creación de leyes para contrarrestar la obsolescencia programada, otros piden medidas para restringir la publicidad.
“Desastre económico”
Si bien el movimiento está ganando cada vez más apoyo, está lejos de alcanzar un consenso, en particular entre los economistas.
“Me preocupa que muchas personas a mi alrededor se adhieran a esto. La disminución del crecimiento significa un desastre económico en todos los casos”, advierte Germain Belzile, profesor del Departamento de Economía Aplicada de HEC Montréal.
“La única manera de alimentar a los siete mil 500 millones de personas en el mundo es produciendo más”, agrega Belzile, quien señala que el crecimiento económico ha permitido en las últimas décadas reducir la “pobreza extrema” en el mundo, aumentar la esperanza de vida y facilitar el acceso a la educación.
En cuanto al agotamiento de los recursos disponibles que temen los defensores del movimiento de decrecimiento, Belzile respondió que las innovaciones tecnológicas han permitido en los dos últimos siglos diversificar las fuentes de energía utilizadas, evitando así la escasez.