Corea del Norte ofreció el viernes más negociaciones con Estados Unidos, en un momento en que ambos tratan de mantener una puerta abierta sin dejar de defender sus posiciones en la cumbre de Hanói, que acabó sin un acuerdo de desnuclearización del régimen de Pyongyang.
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La reunión entre el líder del Norte, Kim Jong Un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acabó abruptamente el jueves, sin comunicado conjunto ni ceremonia de firma.
Cada uno trató de culpar al otro del desenlace, y Trump aseguró que Pyongyang había pedido que se levantaran todas las sanciones por sus programas de armas prohibidas.
Pero en una inusual conferencia de prensa, el ministro de Relaciones Exteriores del Norte dijo que solo habían pedido que se relajaran algunas de las sanciones a cambio de cerrar "todas las instalaciones de producción nuclear" del complejo de Yongbyon.
Pese a las discrepancias, este viernes la agencia oficial de noticias norcoreana KCNA aseguró que los dos líderes habían tenido un "intercambio constructivo y sincero".
Las relaciones entre los dos países, beligerantes en la técnicamente inacabada guerra de Corea, se habían "caracterizado por la desconfianza y el antagonismo" durante décadas, dijo KCNA, y había "dificultades inevitables" en el camino a una nuevo relación.
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Pero la reunión de Hanoi fue "exitosa" y Kim le prometió a Trump otro encuentro, concluyó KCNA.
De manera similar, Trump dijo antes de abandonar la capital vietnamita que esperaba verse de nuevo con Kim.
"Prefiero hacerlo bien que hacerlo rápido", afirmó Trump sobre el acuerdo, mientras reafirmaba su "estrecha relación" con Kim.
Miles de millones de dolares
El resultado en Hanói estuvo muy por debajo de las expectativas. Se esperaban avances concretos después de aquella primera toma de contacto personal que fue la cumbre de Singapur de hace ocho meses, de la que salió solamente un compromiso vago de Kim de trabajar "hacia la desnuclearización completa de la península de Corea".
Según altos funcionarios estadounidenses, en la semana anterior a la cita en Vietnam, los norcoreanos exigieron el levantamiento de todas las sanciones económicas impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU a Pyongyang desde marzo de 2016 y que equivalen a "muchos, muchos miles de millones de dólares", dijo un funcionario de alto rango estadounidense.
Ello "nos hubiera puesto en una posición de subvencionar el desarrollo en curso de las armas de destrucción masiva de Corea del Norte", agregó el funcionario.
"En sus conversaciones, el presidente desafió a los norcoreanos a que fueran a por más. El presidente alentó al presidente Kim a apostar todo. Y nosotros íbamos también […] estábamos preparados para hacerlo también", dijo.
A pesar del abismo que separa a ambas partes, el funcionario, como Trump, intentó mantener un tono positivo.
"No nos acercamos lo suficiente en esta cumbre, pero nos sentimos alentados".
El secretario de Estado Mike Pompeo, de visita en Manila, declaró por su parte que "Estados Unidos está deseando volver a la mesa para continuar esta conversación que conducirá a fin de cuentas a la paz y a la estabilidad".
– 'Una montaña rusa' –
Los analistas coincidieron en que el fracaso de Hanói no significaba el fin de las negociaciones.
"No creo que sea un desastre y no termina el proceso de diálogo", dijo Chris Green, del International Crisis Group.
Trump no podía darse el lujo de hacer "un mal negocio" en Hanoi, agregó. "Creo que es beneficioso para él parecer duro".
Otros señalaron la falta de preparación antes de la reunión, con dos partes muy separadas e incapaces de salvar las diferencias a tiempo.
La antigua embajadora estadounidense en Corea del Sur, Kathleen Stephens, dijo que el impasse "ponía de relieve la importancia de las discusiones a nivel de trabajo".
Stephens citó como ejemplo que Kim puso "más énfasis" en las sanciones de lo que muchos predijeron.