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Alerta por posible rotura de otro dique minero en Brasil

La localidad de Brumadinho, en el sureste de Brasil, despertó el domingo con el ulular de las alarmas, ante el peligro por la posible la rotura de otro dique minero.

"¡Atención, evacuación general del área! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad! ¡Evacuación de emergencia! ¡Busque el lugar más alto de la ciudad!", clamaron el domingo los altavoces en Brumadinho, ciudad de 39 mil habitantes en el estado de Minas Gerais, ante el riesgo de rotura de otro dique minero.

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La minera Vale, propietaria de la estructura, informó que accionó la alarma a las 05:30 (hora local), "al detectar un aumento de los niveles de agua en los instrumentos que vigilan el dique VI".

Según informaciones de Vale a los bomberos, "no hay residuos mineros" en el dique, que contiene entre 3 y 4 millones de metros cúbicos de agua.

Los bomberos iniciaron la evacuación de las comunidades aledañas.

"Estaba en la casa, la alarma tocó a la 5 y media y enseguida vino Defensa Civil abriendo el portón y pidiendo evacuar. Tuve que salir con mi familia, mis hijos (…). Estamos molestos, tensos, porque dejar nuestra casa no es fácil. Hace 15 años que vivimos allí, ahora tenemos que dejar todo y salir corriendo por el riesgo de que otro dique se rompa", dijo Jose Maria Silva, de 59 años.

"Varias personas salieron corriendo, desesperadas (…) Quien no tenía carro huyó a pie, con mochila en la espalda y lo que podía llevar. Niños, ancianos, todos subiendo. Vale tenía que haber visto esto, acabó con nosotros, es un desastre", afirmó por su parte Fagner Miranda, de 29 años.

Alarma tras tragedia

La estructura forma parte de la mina Córrego do Feijao, cuyo dique I se rompió el viernes dejando más de 35 muertos y más de 250 desaparecidos en Brumadinho.

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El último balance de bomberos detalla hasta ahora 37 fallecidos, ocho de los cuales ya fueron identificados; 23 heridos hospitalizados y 192 personas rescatadas.

La ruptura del dique provocó una marea de lodo que arrasó estructuras del complejo minero y de áreas aledañas.

El sábado, decenas de helicópteros surcaron el cielo en busca de sobrevivientes en la extensa marea de barro marrón que sepultó casas, vehículos y carreteras y se tragó la espesa vegetación de la zona.

La desesperación se apoderó de quienes perdieron o desconocen el paradero de familiares y amigos.

Algunas personas deambulaban con fotos de allegados desaparecidos. Otros colaboraban con las autoridades para localizar las viviendas soterradas, desplazándose entre el amasijo de escombros mezclados con el barro.

*Con información de AFP

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