El papa Francisco prometió el viernes que la Iglesia "jamás volverá" a encubrir los abusos sexuales de religiosos y exigió que los sacerdotes que hayan violado o abusado de menores se entreguen.
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El pontífice dedicó su discurso anual de Navidad a la burocracia del Vaticano al abuso, evidencia de que un año de revelaciones devastadoras de transgresión sexual y encubrimientos ha sacudido su papado y causado una crisis de confianza en la jerarquía católica.
Francisco reconoció que la Iglesia no trató el problema seriamente, diciendo que los líderes católicos _por falta de experiencia o poca visión_ actuaron "irresponsablemente" al no creer a las víctimas. Prometió que de aquí en adelante la Iglesia no volverá a encubrir ni desestimar casos.
“Que quede claro que ante estas abominaciones la Iglesia no escatimará esfuerzos para hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a quien haya cometido uno de estos crímenes", dijo.
El papa exhortó a las víctimas a exponer sus casos, agradeció a los medios de comunicación por exponer las denuncias y emitió una advertencia fuerte a los abusadores: "Cambien y entréguense a la justicia humana, y prepárense para la justicia divina".
Las declaraciones de Francisco marcaron un año terrible para la Iglesia, que comenzó cuando él mismo manejó mal un escándalo de abuso sexual en Chile y terminó con la jerarquía estadounidense en crisis de credibilidad debido a que fiscales estatales han comenzado a sacar a la luz encubrimientos que duraron décadas.
El papa ha convocado a líderes eclesiásticos de todo el mundo a una cumbre de prevención de abusos sexuales, a realizarse en febrero, lo cual indican que él se ha dado cuenta de que el problema es un asunto mundial y va más allá de lo que él pensaba al inicio de su papado hace cinco años.