Pedro Flores empezó a cargar con bolsas de cocaína a los siete años en Chicago y acabó siendo un narcotraficante imprescindible para Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, los líderes del cartel de Sinaloa, a quienes acabó traicionando hace una década cuando se entregó a la agencia antidrogas estadounidense.
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Flores, el primer exnarcotraficante que testifica en el juicio en inglés, habló de cómo se movía la droga del cartel en Estados Unidos, citando recogidas de cocaína en el aparcamiento de un restaurante de la cadena Denny’s de Chicago, cargamentos en un almacén en Nueva York “con bonitas vistas al puente de Brooklyn” y rutas a Milwaukee, Minneapolis o Memphis.
Flores pasó años traficando la droga del cartel desde Chicago junto a su hermano gemelo Margarito Flores. Ambos lo hacían a través de intermediarios que estaban en contacto con Guzmán y otros narcotraficantes que trabajaban con él, como Vicente Carrillo.
En 2004 huyeron a México tras enterarse de que les buscaban las autoridades estadounidenses. Un año después Flores conoció a “El Chapo” en su rancho de Culiacán y a partir de ahí empezó a lidiar con él y con “El Mayo” directamente, sin intermediarios.
Al aproximarse al rancho de Guzmán por primera vez, Flores dijo estar muy nervioso y ponerse aún más tenso al ver en el camino el cadáver de un hombre desnudo atado con cadenas a un árbol.
Flores se plantó a la reunión en pantalones cortos, lo que hizo que “El Chapo” le dijera: “¿Con todo ese dinero que tienes no podías permitirte comprar el resto de los pantalones?”.
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Justo antes de conocer a Guzmán conoció a “El Mayo” quien supuestamente le dijo que “cualquier idiota” podía traficar cocaína en México pero que hacerlo en Estados Unidos al nivel que lo hacían los gemelos requería mucha destreza.
“Imagínese si ustedes fuesen trillizos”, supuestamente dijo Zambada a Flores con admiración.
El testigo destacó que desde 2005 a 2008 recibió 38 toneladas de cocaína de Guzmán y “El Mayo”. Eso supuso unos 800 millones de dólares en efectivo que entregó a ambos mexicanos, dijo.
“El Chapo”, uno de los narcotraficantes más conocidos que existen, se ha declarado inocente de supuestamente acumular una fortuna multimillonaria a través del tráfico de toneladas de cocaína y otras drogas desde México a Estados Unidos. De ser declarado culpable enfrentaría una posible sentencia a cadena perpetua.
Esta es la sexta semana de juicio, en el que ya han testificado más de una docena de personas.
Durante su testimonio, Flores dijo que aproximadamente en 2014 fue secuestrado y tratado con brutalidad durante 16 días por un intermediario suyo llamado Lupe Ledesma y que fue liberado por su hermano Margarito después de que éste hablara con Guzmán.
Flores también dijo que más tarde “El Chapo” ordenó el asesinato de Ledesma, con quien Flores había trabajado en Chicago. Un sicario llamado “Pocos pelos” realizó el trabajo, dijo Flores.
En 2008, sin embargo, el testigo decidió entregarse a la agencia antidrogas estadounidense. Dijo que su esposa se embarazó ese año y que no quería dar un futuro en el narcotráfico a sus hijos. Además, en ese momento, Flores estaba asustado: había empezado una guerra interna entre Guzmán y Arturo Beltrán en el cartel y cada bando le pedía lealtad.
Se espera que el miércoles Flores, de 37 años, prosiga con su testimonio.