La manifestación, compuesta principalmente por organizaciones de izquierda, estuvo encabezada por un grupo de mujeres con los torsos desnudos y pintados con las banderas de Estados Unidos, Argentina, Francia y Alemania, entre otros países, con una pancarta en la que se leía “Fuera G20, Fuera FMI. Quieren guerra y no les daremos paz”.
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La marcha, compuesta por unas 20.000 personas, avanzó lentamente por la avenida 9 de Julio en dirección al Congreso nacional ante la mirada de efectivos del cuerpo antimotines de la policía.
“Estamos acá para repudiar la presencia de estos personajes que vienen a repartirse este botín. Vienen por más ajustes, para sacarnos más derechos a los trabajadores. Queremos demostrar que como pueblo, como trabajadores y como mujeres repudiamos a todos estos personajes, algunos de ellos genocidas”, dijo a The Associated Press la militante socialista Virginia Fariña.
La joven cuestionó la presencia en el país del príncipe heredero de la corona saudí Mohammed bin Salman, al que acusó de estar “masacrando al pueblo de Yemen, no solo a un periodista”, en referencia al asesinato en el consulado saudí en Estambul de Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post.
“Nosotros no venimos a hacer lío, queremos manifestarnos en paz”, agregó.
Unos 22 milefectivos de distintas fuerzas de seguridad vigilan la zona donde se desarrolla la reunión de dos días de los líderes de las naciones más poderosas del mundo y otras emergentes que integran el Grupo de los 20 (G20).
A los agentes argentinos se suman cientos de integrantes de las custodias particulares de cada mandatario.
El gobierno argentino se aprovisionó de vehículos blindados, motocicletas de alta cilindrada y escáneres antiexplosivos comprados a China. También se instalaron dispositivos para monitorear actividades radiológicas y nucleares y detectar explosivos.
Es la primera vez que un país sudamericano es sede de una cumbre de esta envergadura, a la que asisten unas 15.000 personas. La responsabilidad de mantener la seguridad está en manos de las fuerzas federales, que son apoyadas por las de la ciudad.
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Conflictividad y crisis
Las manifestaciones contra la cumbre preocupan al gobierno luego de que dos semanas atrás la vivienda de un juez y el mausoleo de un jefe de la policía en un turístico cementerio fueron el objetivo de supuestos anarquistas que intentaron atacarlos con explosivos caseros y que finalmente resultaron detenidos. Luego se sucedieron falsas amenazas de bomba en distintos lugares públicos.
La violencia ha recrudecido en las protestas en Argentina en un contexto de creciente conflictividad social por la crisis económica.
Con el antecedente de los violentos desmanes en la última cumbre del G20 en Hamburgo, Alemania, el gobierno argentino estableció amplias zonas de exclusión para la circulación vehicular y peatonal. Al mismo tiempo impuso a los organizadores de las protestas un recorrido que no incluye la Plaza de Mayo y el Obelisco, dos lugares emblemáticos de cualquier manifestación en Buenos Aires.
“Es una marcha unitaria masiva hasta el Congreso para repudiar al G-20 y al FMI por su políticas neoliberales”, dijo a AP Marta Music, de ATTAC Francia, una organización no gubernamental sobre justicia económica global. “Hay toda una campaña del gobierno y los medios para que la gente se quede en la casa. No sabemos cuánta gente puede venir, estamos esperando entre 50.000 y 100.000 personas”.
Una periodista de AP en el lugar identificó organizaciones provenientes de Francia, España, Italia, Alemania y varios países latinoamericanos.
Una vez en el Congreso los manifestantes quemaron un muñeco de Trump y se desconcentraron sin que se registraran incidentes.