Misión cumplida para la sonda estadounidense InSight, que este martes cumplió con éxito su arriesgada maniobra de aterrizaje en suelo marciano.
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“¡Aterrizaje confirmado!”, anunció una operadora del centro de control de la misión, al tiempo que los presentes estallaban en vítores, se abrazaban y saltaban de alegría en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.
El proceso fue perfecto: la activación del paracaídas, el despliegue de sus patas y la reducción de velocidad de 19 mil 800 kilómetros por hora a 8 kilómetros por hora en apenas siete minutos.
Y poco después de “amartizar”, la sonda envió una imagen que despertó una algarabía en el centro de control: una foto de la superficie del “Planeta Rojo”.
“Mi primera foto en #Marte”, escribió la NASA en una cuenta de Twitter creada para el InSight. “La tapa de mi lente aún no fue retirada, pero tenía que mostrarles un primer vistazo de mi nuevo hogar”, añadió.
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Es la primera vez, desde 2012, que un artefacto logra posarse sobre Marte, después de que lo hiciera el vehículo Curiosity, también de la NASA, el único actualmente activo en la superficie del planeta rojo.
Más rápida que una bala
Nada podía salir mal, pues el más mínimo error hubiera hecho volar en pedazos la sonda.
La NASA hizo “retoques finales al algoritmo que guía a la nave espacial hacia la superficie” horas antes de su entrada en la atmósfera, donde la temperatura llegaba a los 1.500 °C. El InSight tenía un escudo térmico reforzado para tolerar el impacto.
Se desplazó a casi 20 mil kilómetros por hora, entre tres y cuatro veces más rápido que una bala de fusil, y tenía que alcanzar un área rectangular de unos 10 por 24 kilómetros. Después de haber partido de un punto de la Tierra, a 480 millones de kilómetros de allí, era “como marcar una anotación a 130 mil kilómetros de distancia”, destacó la NASA.
¿Qué viene ahora?
Tras desplegar los paneles solares que alimentarán sus instrumentos, al InSight le espera un muy cargado programa de trabajo: deberá escuchar y escrutar el interior de Marte para intentar develar los misterios de su formación, hace miles de millones de años, conocimientos que podrían permitir, posteriormente, comprender mejor la formación de la Tierra.
La sonda está dotada de un sismómetro de concepción francesa, SEIS, que será posado directamente sobre el suelo marciano y escuchará sus más mínimas vibraciones: ondas de choque de meteoritos; movimientos de tierra, crujidos de estratos rocosos; incluso posibles movimientos de magma profundos.
Otro instrumento destacable, de origen alemán, es el HP3, que deberá excavar entre 3 a 5 metros la superficie de Marte para tomar su temperatura.
Los sensores de vientos de la nave son de diseño español.
*Con información de AFP y AP