El Partido Demócrata ancla sus esperanzas en una masiva concurrencia a las urnas por parte de su militancia. Muchos de ellos sienten repugnancia por las políticas y el discurso del presidente Donald Trump, sus diatribas contra los inmigrantes, sus intentos de desmantelar el servicio de atención médica y su manera de tratar a las mujeres.
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Además, los demócratas tienen a la historia a su favor: Las elecciones de mitad de período del 2002 fueron las únicas de las últimas tres décadas en que el partido en el poder ha aumentado su presencia en la Cámara alta.
Sin embargo, aunque los republicanos cuentan apenas con una mayoría de 51-49 en el Senado, los demócratas enfrentan un serio desafío pues ellos y sus dos aliados independientes defienden 26 de los 35 escaños disputados.
"Desde el comienzo el mapa político estaba en contra nuestro”, reconoció el senador demócrata por Maryland, Chris Van Hollen.
"Es por ello que nos parece indicio de gran fortaleza el hecho de que haya un sendero, por más estrecho que sea, hacia una mayoría demócrata en el Senado”.
Una docena de contiendas, desde Nueva Jersey hasta Nevada, están sumamente reñidas y es por ello que ambos bandos invirtieron gran cantidad de recursos y energía en esos escenarios. Se calcula que aun si los republicanos aumentan su mayoría en el Senado, sería por muy estrecho margen.
Debido a que existe la posibilidad de que los demócratas le arrebaten a los republicanos la mayoría en la Cámara de Representantes, para los republicanos era de suma importancia retener el Senado y así poder mantener su agenda de recortar impuestos, limitar el comercio, restringir la inmigración, frustrar la reforma de salud y proponer sus jueces. Con tantas cosas en juego, Trump hizo campaña en más de una docena de estados desde inicios de septiembre, y fue a algunos de ellos repetidas veces.
Los demócratas necesitan ganar dos escaños en el Senado para obtener la mayoría y eso sin perder uno solo de los senadores que han postulado, un resultado poco probable. Pero aun así, su lista de posibles victorias es limitada: tienen posibilidad de reemplazar a republicanos solo en Arizona, Nevada, Tennessee y Texas.
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Los 26 escaños que los demócratas están defendiendo en el Senado incluyen 10 en estados ganados por Trump en el 2016, cinco de ellos por márgenes de 19 puntos o más.
En esos 10 estados, la senadora demócrata Heidi Heitkamp, en Dakota del Norte, parecía la más vulnerable. Otros demócratas en aprietos son Claire McCaskill, de Missouri; Joe Donnelly, de Indiana, y Bill Nelson, de Florida. Nelson, de 76 años, competía con el gobernador republicano Rick Scott, que gastó 50 millones de dólares de su propia fortuna para financiar su campaña.
Pero como señal de que el dominio de Trump no necesariamente significa derrota para los demócratas, senadores de este partido probablemente serán reelegidos en otros seis estados en los que Trump ganó. Jon Tester en Montana enfrentaba la pelea más dura en ese conjunto mientras que Joe Manchin, de Virginia Occidental, también parecía encaminado hacia la reelección a pesar de que Trump ganó allí por 42 puntos.
*Con información de AP