Una ambulancia de la Cruz Roja Guatemalteca se abría paso entre los migrantes en el kilómetro 206, en la aldea Padre Miguel, en Esquipulas, Chiquimula, en donde se ubica un puesto de salud. Adentro trasladaban a Justin, de 3 años junto con su madre, Elvia Alvarado Villanueva, de 19. El menor presentaba una leve fiebre.
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“El nene estaba malito desde hace algunos días pero nos teníamos que venir, porque el salario en Honduras no me alcanza”, dice Elvia quien trabajaba como empleada doméstica en su país y devengaba un salario de 2 mil lempiras al mes, que equivale aproximadamente a 84 dólares.
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Vamos de viaje
A sus tres años, Justin desconoce la intención del viaje que ha iniciado su mamá,. Lo único que tiene claro es que salieron de viaje. “Lo traemos chineado y solo me ha pedido jugos o agua”, comenta la madre mientras espera que su hijo es observado por paramédicos en el puesto de salud.
Su familia no se opuso al viaje, asegura Elvia quien desde hace un año quedó como madre soltera.
“El papá del nene no me ayuda económicamente, solo yo tengo que ver qué hago y por eso he decidido venir a buscar un mejor futuro”, subraya.
Además de trabajar como empleada doméstica, la madre también le gusta cocinar, por lo que se confía que podría optar a alguna plaza en algún restaurante en Estados Unidos o si no, en México.