El dueño de la compañía de la limusina que estuvo involucrada en el accidente del sábado en el que murieron 20 personas en el estado de Nueva York, era alguien conocido por las autoridades, pero no en la forma como podría pensarse.
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La compañía es propiedad del inmigrante paquistaní Shahed Hussain, de acuerdo a los registros federales de transporte. Antes de la tragedia, las autoridades lo conocían como un informante a sueldo en la investigación del gobierno a amenazas terroristas locales tras los ataques del 11 de septiembre.
La empresa de Hussain, Prestige Limousine, dijo el lunes que está investigando la causa del accidente en Schoharie, Nueva York, y que ya se reunió con autoridades estatales y federales. Un abogado de la compañía se negó a realizar más comentarios.
En 2009, el gobierno le atribuyó a Hussain el haber desmantelado una red de musulmanes radicales en una complicada operación en una mezquita de Newburgh, una ciudad al norte de Nueva York. Durante el juicio, el jurado escuchó testimonio de que Hussain se hizo pasar como un acaudalado representante de una organización terrorista paquistaní.
Conducía un BMW y otros autos de lujo que le proporcionaba el FBI para mantener su fachada. También obtuvo cientos de horas de grabaciones de audio y video de los acusados cuando hablaban de los posibles objetivos de sus atentados y hablando mal de judíos. Su cooperación resultó en condenas en contra de cuatro hombres en un frustrado plan para atacar sinagogas y derribar aviones militares.
Pero el trabajo de Hussain también fue criticado por los abogados defensores y grupos defensores de las libertades civiles, al describirlo como una trampa puesta por la policía. Se refirieron a Hussain como un manipulador que atrajo a un grupo de desconocidos sin mayor significancia y que obtuvo 96.000 dólares por su labor.
Incluso la jueza federal de distrito Colleen McMahon dijo durante la sentencia que no estaba orgullosa del papel que desempeñó el gobierno en el caso.
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“Sin ninguna duda creo que aquí no hubiera existido delito alguno si el gobierno no lo hubiera instigado, planeado y llevado a cabo”, dijo McMahon. “Eso no significa que no haya delito”.
De acuerdo a su propio testimonio en el juicio, Hussain ingresó por primera vez a Estados Unidos por Texas acompañado de su esposa y sus dos hijos en la década de 1990, y luego se trasladó a Albany, en donde recibió asilo. Trabajaba como traductor para el gobierno en abril de 2003 cuando se declaró culpable de un cargo federal de fraude por ayudar a alguien a obtener ilegalmente su licencia para conducir.
Obtuvo una sentencia que no requería tiempo de prisión adicional si accedía a trabajar como informante del FBI. En enero de 2008 se reunió con el FBI y obtuvo una extensión de su tarjeta de residencia.
El FBI no comentó a preguntas sobre Hussain.