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Salvadoreña atribuye su sanación al beato Monseñor Óscar Romero

El próximo 14 de octubre, Monseñor Romero será canonizado por el Papa Francisco en Roma.

“Lo que Dios me ha dado tengo que compartirlo”, piensa Cecilia Maribel Flores, una salvadoreña que hace tres años estuvo a punto de morir y atribuye su salvación a un milagro del beato Monseñor Óscar Arnulfo Romero, quien será proclamado santo el próximo 14 de octubre.

Monseñor Romero fue asesinado en 1980 mientras oficiaba una misa en San Salvador. Fue declarado beato el 23 de mayo de 2015 en una emotiva ceremonia en la capital de El Salvador. Y en una semana será canonizado.

Recibió un milagro

Cecilia, quien asegura que fue sanada por intercesión de Monseñor Romero, su marido y otros cinco mil peregrinos viajarán al Vaticano para estar presentes en la ceremonia de canonización.

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Con ellos también asistirán el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez y el arzobispo capitalino José Luis Escobar Alas.

“Nosotros sabemos que Romero es un Santo, un hombre de Dios, que como pastor defendió a sus ovejas, defendió a los pobres, a los más necesitados, a las víctimas”, expresa Cecilia.

Aunque hoy está recuperada de su enfermedad, en 2015 estuvo a punto de perder la vida. En aquel entonces los médicos le dijeron a su marido: “Si crees en Dios o si crees en algo, pedíle para que tu mujer se salve con un milagro”.

Poco después de que se le practicara una cesárea de emergencia, Cecilia fue diagnosticada con una infección potencialmente mortal y nadie pensó que podría salvarse, pero un milagro llegó.

“Me habían dicho que ella se moría y yo tenía que resolver qué hacer; qué iba a pasar con ella y con mis hijos”, recuerda su esposo Alejandro.

Alejandro buscó fuerza en su fe y recordó a su fallecida abuela Rebeca, que trató de inculcarle su devoción por monseñor Romero aunque él no se sentía convencido.

El hombre asegura que luego buscó una biblia y al abrirla encontró una estampa de Romero. Luego se arrodilló y dijo:

“Monseñor Romero, le pido que me escuche. Por el gran amor que le tuvo a El Salvador, por el gran amor que le tenía a la familia, por el gran amor que le tenía a las mujeres embarazadas, por el amor que le tuvo a la vida que hasta entregó la suya, le suplico que le pida a Dios que por misericordia mi mujer no muera esta noche”.

Al siguiente día, Alejandro fue al hospital y para su sorpresa Cecilia había comenzado a mejorar. Las enfermeras le explicaron que vieron la mejoría desde las dos de la mañana, tiempo en el que él oraba a Monseñor Romero. A los pocos días el cuerpo de Cecilia comenzó a desinflamarse y después salió del coma.

*Con información de AP.

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