El poderoso tifón Mangkhut inundó el fin de semana regiones agrícolas del norte de Filipinas y destruyó viviendas con fuertes vientos y lluvias.
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Desde entonces, el balance de víctimas ha ido aumentando a medida que se iban recuperando cuerpos de debajo de los escombros, causados por un enorme deslizamiento de tierras en la localidad de Itogon. Se sospecha que podría haber decenas de cuerpos sepultados.
"Según la lista, 59 personas siguen desaparecidas (en Itogon)", declaró Ricardo Jalad, un responsable de protección civil.
"Si añades esos a los ya encontrados es posible que el balance alcance los 100".
El tifón, el más potente de este año, también alcanzó Hong Kong y mató a cuatro personas de la provincia china meridional de Guangdong.
El miércoles, los rescatistas seguían trabajando en Itogon, cavando con palas y manos por el extenso alud que arrasó las humildes viviendas de los mineros.
El tifón desprendió en la zona en apenas unas horas el equivalente de un mes de lluvia. Pero la catástrofe era casi segura ya que la llegada de Mangkhut se produjo luego de un mes de lluvias casi ininterrumpidas que fragilizaron el suelo en la región.
Casi la mayoría de las víctimas fatales del tifón murieron en docenas de deslizamientos de tierra que provocó al pasar en la Cordillera, un sector de alta actividad minera.
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Muchos de los muertos en Itogon eran mineros que se habían refugiado con sus familias en una construcción abandonada por una empresa minera.
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*Con información de AFP